Capitulo 11

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En una de las aulas del castillo de Hogwarts, los alumnos de sexto curso se encontraban haciendo un examen de Transformaciones.

Un chico de tez blanca y pelo rubio platino se encontraba mirando el pergamino que había de rellenar. No estaba muy concentrado en el examen. Su mente estaba metida en el armario evanescente. Necesitaba encontrar la forma. Cuanto antes. Tenía plazo hasta fin de curso, pero los meses pasaban y nada sucedía.

Entre tanto, una chica de pelo enmarañado y ojos castaños hacía volar la pluma por el pergamino, escribiendo hechizos y respuestas a las preguntas del control.

Al terminar la hora, la profesora McGonagall recogió todos los examenes y los alumnos fueron abandonando el aula. Algunos con cara de alivio, otros preocupados.

—Ha sido fácil —les comentó Hermione a Ron y Harry.

—Siempre lo es para ti —le dijo Ron rodando los ojos. Le había ido mal, eso estaba claro.

—Potter, Granger, por fin os encuentro —suspiró el profesor Slughorn con una sonrisa en la cara —. Quería recordaros que ésta noche hay una cena para celebrar la victoria de Gryffindor en el partido de quiditch de ayer.

—Bueno, verá... —comenzó Harry frotándose el pelo.

—No acepto un no por respuesta —insistió.

—Entonces estaremos allí... Supongo. ¿A qué hora es?

—¡Genial! Es a las ocho. ¡No lleguéis tarde!

Caminaron por el pasillo en compañía del profesor hasta llegar a Encantamientos.

—Bueno, os dejo aquí. —se despidió dándole golpecitos en el hombro a Harry y Hermione —Espero que te haya ido bien el examen de Transformaciones, Potter. Estoy seguro de que es así.

Después de las clases, fueron a almorzar al Gran Comedor. Ginny y Dean estaban sentados hablando, aunque no parecían muy contentos. Hermione sospechaba que iban a romper pronto, que iba a ser ella quien rompiera.

Minutos después, cuando la castaña estaba comiendo el segundo plato, sintió que alguien se sentaba a su izquierda, resoplando.

—Me pone de los nervios.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó Hermione comiendo un trozo de pollo con salsa.

—Nada del otro mundo —bufó —. Le he preguntado qué hizo ayer por la tarde pero no me ha respondido, parecía esconder algo. Yo he insistido en que quiero saberlo y hemos acabado gritándonos el uno al otro. Es sospechoso, ¿No?

—A éstas alturas, todo puede ser sospechoso.

—Creo que voy a cortar con Dean.

—Te dije que no eran más que pequeños problemas y...

—No lo sé, se comporta de forma extraña y se pica por cualquier idiotez. No es el mismo de antes.

Hermione, que vio que iba a perder la batalla, se dio por vencida y habló de otra cosa evadiendo el tema.

—Ésta noche tenemos que ir a otra cena de Slughorn. Es a las ocho.

—No tengo ganas de ir.

—Yo tampoco, pero así ganamos unos puntos extra con él.

—Bueno, luego hablamos. —dijo la peliroja levantándose con una manzana entre las manos.

—¿A dónde vas?

—Quiero enviarle una carta a mi madre, y como después no tengo tiempo, lo haré ahora. Nos vemos a las siete, ¿Te parece?

—En la sala común.

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