Aquella voz que no fue más que un susurro tembloroso que permitió mostrar a su dueña cuando ésta se acercó a Hermione corriendo y la abrazó. Estaba lloriqueando, casi no podía respirar entre sollozo y sollozo.
-Ginny, dios mío. -farfulló Hermione con los ojos como platos y la rodeó. También ella estaba a punto de llorar, aunque parpadeó para que las lágrimas no la descubriera. Sabía que debía ser fuerte y ayudar a Ginny, y llorando no lo conseguiría.
-Luna.-sollozó Ginny con la voz ahogada y la abrazó a ella también -N-no sé... Yo... Vine por... Luego... -se pegó en la grente con la palma de la mano y la bajo hasta sus ojos. Los frotó y suspiró. No encontraba las palabras correctas para expresar cómo se sentía y lo que había ocurrido.
-Tranquilízate, ¿Bien? -dijo Luna pasando una mano por su hombro y llevándola hasta la mesa redonda de la cocina.
Ginny tenía el pelo revuelto, despeinado. Su pelo pelirojo siempre estaba limpio y lacio mientras que ahora estaba grasiento. Tenía los ojos y la nariz rojos por haber estado llorando, unas gafas púrpuras se hacían presentes bajo sus ojos del cansancio. Llevaba puesto un camisón de dormir de tirantes de un color amarillento pálido que le llegaba por debajo de las rodillas y unos mocasines con calcetines que le protegían los pies del frío. No tenía buen aspecto.
Luna le tendió unos pañuelos de papel que cogió de la cómoda y volvió a la cocina. Alcanzó un bote que contenía té y puso agua a hervir. Todo eso lo hizo con calma. La presencia de Luna siempre hacía que el aura de la estancia fuera pacífica y tranquila. Eso a veces podía ser irritante, pero otras veces no. Sea como fuere, Hermione pensó que Luna era buena consolando a la gente, que te distraía de algún modo.
-Creía que estabas encerrada en La Madriguera. -comentó la castaña con cautela cuando Ginny mantuvo a raya sus sollozos.
La peliroja negó con la cabeza y se sorbió la nariz.
-Todo fue tan rápido... Yo ni siquiera fui capaz de... De volver. -tartamudeó.
Hermione no entendía nada. ¿Por qué todos los demás estaban dentro de La Madriguera y ella no? ¿Pudo escapar ella sola? Y de ser así, ¿Cómo lo hizo?
Iba a hablar cuando Luna volvió con una tetera de porcelana blanca y tres tazas. Las puso sobre la mesa y las llenó de té. Ginny la cogió con las dos manos y su respiración pareció ser más regulada por el calor que le proporcionaba el líquido. Lo olió y arrugó la nariz.
-Es una especialidad de la casa. -dijo Luna sonriendo mientras daba un buen trago -A mi y a mi padre siempre nos ha calmado en situaciones difíciles.
Hermione cogió la taza restante y olió el té. Olía mal, no era como el típico té que ella prepararía. Dio un sorbo y se atragantó. Ni su pinta ni su sabor eran buenos.
Ginny permaneció con la taza entre sus manos no para beber de ella, sino para conservar la calma. Suspiró varias veces, cerciorándose de que los sollozos no volvían y cuando lo logró empezó:
-Hace cuatro días que sucedió todo. El Ministerio no se enteró hasta ayer... -carraspeó -Era d-de noche y habíamos comenzado a comer. Yo me levanté para ir a buscar tomates fuera, en la tomatera porque mamá quería cortarlos para la ensalada. -sus ojos volvieron a humedecerse -. Salí con el cuchillo por si tenía que cortar desde la raíz para coger un buen montón. Iba a hacerlo cuando vi un rayo de luz en el cielo. N-no era un relámpago, no... -miró al suelo -Eran mortífagos. Llevaban una máscara e iban montados en escobas. Había como una docena de ellos y todos apuntaban a mi casa con sus varitas. Estaban convocando algún hechizo, era magia negra, estaba segura. Como también estaba segura de que esto era por Harry.

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Bewitched Love
Fanfiction¿Quién iba a creer que la enemistad puede convertirse en amor? Draco Malfoy y el resto de sus compañeros empiezan el sexto curso en el colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Su misión no es fácil, y su vida se complica a medida que va transcurri...