Bewitched Love

Capitulo 4

Capitulo 4

Al dia siguiente durante el desayuno, Harry les contó todo lo acontecido durante la clase que tuvo con Dumbledore la noche anterior.

—No le veo mucho sentido —opinó Ron cuando Harry terminó de contarle todo —. ¿Para qué querrías saber algo sobre la vida de Tom Ryddle?

—Para saber cuáles son sus puntos débiles, ¿no? —intervino Hermione —. Nunca está de más saber cosas de tu enemigo.

—Puede que tengas razón —contestó Harry, convencido.

Los tres amigos se dirigieron hacia el aula de Defensa Contra Las Artes Oscuras sin muchas ganas, pues Snape era muy duro con ellos. Harry hechaba de menos a Lupin de profesor.

La clase transcurrió muy lentamente para Hermione porque de vez en cuando notaba los ojos de Zhor clavados en su nuca.

—¿Por qué te mira O'Conell? —le preguntó Ron a su amiga, que sostenía la pluma en la mano que no dejaba de temblarle del nerviosismo.

— ¿Eh? No sé de qué me hablas — farfulló Hermione.

Ron se encogió de hombros y volvió a mirar al frente. Hermione, desde luego, no pasaba por alto que O'Conell la mirase de una forma tan extraña; aunque él en realidad, lo que quería dar a entender con aquella mirada, era lo mal que se sentía por haberle hecho daño a Hermione. Estaba decidido a pedirle perdón, aunque tuviera que arrodillarse ante ella.

— Quiero un pergamino de al menos veinte centímetros que cuente todo lo que sepáis sobre el patronus — dijo Snape al final de la clase.

Harry, Ron y Hermione recogieron sus cosas y salieron del aula.

— ...sobre las pruebas de quiditch, ¿qué opinas Hermione? — Ron frunció el ceño — ¿Hermione? ¡Hermione!

— ¿Hm?

— Ron estaba diciendo que le gustaría presentarse a las pruebas de quiditch.

— Eso está muy bien, Ron — le felicitó la chica, en un tono poco convincente.

— Oye Hermione, si no te parece que puedo hacerlo, dímelo y lis...

— Granger, ¿Podemos hablar por favor?

Hermione se giró y vio a Zhor, que parecía nervioso. Harry y Ron miraron al Slytherin con el ceño fruncido.

— Id tirando chicos — ellos la miraron con las cejas arqueadas —. De verdad, iros de una vez. Nos vemos en un momento.

Los dos siguieron su camino hacia la clase de Transformaciones, cuchicheando en voz baja. Hermione estaba segura de que luego iban a pedirle explicaciones.

— ¿Y bien? — terció Hermione de brazos cruzados — ¿Qué quieres, O'Conell?

— Me gustaría pedirte perdón. Ya sabes, por... eso — dijo el chico señalando la cabeza de su compañera, la cual aún lucía un buen chichón.

— Bien, si eso es todo, tengo que irme. Mi siguiente clase es en dos minutos — al ver que Zhor miraba al suelo sin inmutarse, ella se giró haciendo que su pelo le diera un latigazo al chico en la cara e hizo el amago de irse.

Zhor bufó con impaciencia, pues no estaba acostumbrado a pedir perdón, y cogió a Hermione por el brazo.

— Espera por favor — suplicó.

— Si vas a recordarme que soy una sangre sucia, no hace falta que digas nada.

— Vale, Hermione. Sé que fui un cretino cuando tú sólo pretendías ayudarme, lo reconozco de veras — ella le miró, casi sonriendo —. Y lo siento. Mucho. Muchísimo.