―Hace mucho frío.―se quejó Hermione rodeándose con los brazos cuando aparecieron en la parte trasera de Borgin&Burkes.
―¿Cómo se te ocurre perseguir a alguien sólo con esa túnica? ―se burló ―¿Qué clase de acosadora eres?
Hermione rodó los ojos. Draco se quitó la chaqueta negra que llevaba por debajo de la túnica y se la tendió. Volvió a ponerse la túnica rápidamente y se puso la capucha para cubrirse los oídos. Llevaba guantes de cuero negro
―La próxima vez que decidas perseguirme lleva algo de abrigo, ¿Si? ―bromeó y caminaron más deprisa.
Hermione se abotonó la chaqueta de Draco y se subió el cuello de ésta para que le tapara las orejas. La tela era suave y olía a limpio, olía a él; y era un aroma exquisito.
Atravesaron el Callejón Knockturn sin encontrarse con nadie; pasaron por delante de la antigua casa de los abuelos de Crabbe donde hallaron la nota y luego tomaron una calle a la izquierda en la que los edificios estaban prácticamente abandonadas.
Todos eran de madera o piedra, con enormes ventanales sin cristal de forma rectangular y trozos de hierro sobresaliendo de algunas partes. Parecía que habían empezado a construirlas años atrás pero se habían quedado en ese proceso, aunque algunas eran más bien abandonadas.
―¿Y te gusta éste lugar? ―preguntó Hermione mirando a su alrededor, confusa.
―¿Tienes miedo? ―arqueó una ceja.
―¿Debería?
―No. ―sacudió la cabeza y movió los pies de nuevo.
Hermione lo siguió a un par de metros inspeccionando el interior de las casas a través de las ventanas de éstas, insegura. Aún no acababa de fiarse del todo Malfoy porque, a ver, ¿Quién se escapa por la noche para ir a un lugar como éste? Parece sospechoso.
Draco se paró en frente de la casa más alta―de cinco plantas―. Era de piedra, y el agujero que se supone que debía de ser la puerta estaba barrado por unos tablones de madera torpemente clavados, al igual que la ventana. Los pisos del edificio parecían bloques de cemento apilados uno sobre otro de grande a pequeño, y la humedad había provocado que aparecieran manchas por el techo y las esquinas.
―¿Acaso quieres que entremos ahí dentro?―inquirió Hermione frunciendo el ceño.
―Ajá.―asintió mientras pateaba un tablón de madera y se colaba en el espacio que había dejado ―Vamos, no hay nadie aquí dentro aparte de mí. ―dijo desde el interior.
―¿Y pretendes que eso me tranquilice? ―balbuceó con las manos al aire.
Draco soltó una risita.
―Vamos, cobarde. ―la animó.
Hermione suspiró y rezó para sus adentros. Pasó una pierna por el hueco y agachó la cabeza para no darse en ella, luego pasó la otra y ya estaba dentro. Miró el interior de la casa. El suelo estaba repleto de polvo, no habían muebles, sólo pedazos de madera, hierro y trozos de cristal. Se oían los dientes de un ratón pulular por la estancia y Hermione no pudo evitar mirar a sus pies.
―Subamos.―le susurró Draco cerca del oído y pasó por delante de ella dirigiéndose a las escaleras de madera. No parecían muy estables, es más, tenían pinta de caerse nada más poner el pie encima.
Hermione siguió a Draco. El corazón le latía muy rápido y no era sólo por el miedo a caerse.
El segundo piso estaba igual que el primero o peor puesto que las paredes estaban destruidas e incluso había más polvo. Subieron otro tramo de escaleras hasta llegar al último piso. Draco murmuró un hechizo y la única puerta de la casa se abrió y se encontraron con una habitación cuadrada de unos diez metros cuadrados. Había una enorme ventana rectangular con unas cortinas medio rotas de satén dorado colgadas, una alfombra circular en el suelo y algunos papeles y objetos sin sentido apilados junto a la pared.

ESTÁS LEYENDO
Bewitched Love
Fanfic¿Quién iba a creer que la enemistad puede convertirse en amor? Draco Malfoy y el resto de sus compañeros empiezan el sexto curso en el colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Su misión no es fácil, y su vida se complica a medida que va transcurri...