Capitulo 45

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— He aprobado. — saltó Ron de emoción tras ver los resultados del examen.

— Sí, también a mí me sorprende. —-coincidió Hermione.

Ron puso los ojos en blanco.

Esa mañana de primavera era soleada. El cielo era azul, las nubes blancas y el sol estaba en todo lo alto. El viento soplaba en forma de una cálida y agradable brisa que provocaba un leve movimiento en las hojas de los árboles y daba vuelo a las que ya habían caído. No habían visto un día tan bonito desde septiembre, y tras todas aquellas tormentas un poco de calidez era acogida con los brazos abiertos.

— Tenía miedo de sufrir una despartición. — confesó el pelirojo mientras se sentaba en el césped verdoso.

Hermione le tendió su sandwitch y su zumo de calabaza del interior de la cesta. Ginny cogió su manzana y le dio un mordisco. Harry le pasó un brazo por el hombro y le besó el pelo. Ron arqueó una ceja.

-Yo también, pero si piensas en lo que debes hacer no hay problema. -contestó Hermione bebiendo zumo de naranja.

— ¿Cómo te fue ayer con Slughorn? — le preguntó Ginny a Harry con media sonrisa dibujada en los labios.

Harry la estrechó más contra él. Hermione sonrió.

— Lo tengo. — se sacó un frasco del  bolsillo con un peculiar hilo de luz flotando dentro.

Todos le felicitaron y le preguntaron cómo se sintió al beber el felix felicis. Él contó que era una sensación a la que no estaba acosumbrado, como si todo fuera tan fácil que con un chaquear de dedos pudieras lograr cualquier de tus objetivos. Explicó su recorrido desde la torre de Gryffindor hasta el Invernadero — al que fue de forma automática, sin saber dónde le conducirían sus pies —, su encuentro con el profesor allí y el funeral de Aragog, la araña gigante que casi deboró a Ron y a Harry en segundo curso. El pelirojo aún se estremecía al recordarlo. Dijo que después de la ceremonia estuvieron hablando en casa de Hagrid y allí los dos (Hagrid y Slughorn) bebieron sin preocupaciones y entonces aprovechó la ocasión para sonsacarle el fragmento de pensamiento que no entregó a Dumbledore en su debido momento.

— Cuando terminemos de desayunar voy a llevárselo, no creo que pueda esperar mucho más tiempo.

— Me gustaría ver los recuerdos en el pensadero de Dumbledore, y más si se tratan de Tom Riddle. — dijo Hermione con curiosidad.

— No creas que es gran cosa. Me siento raro cuando le veo joven, es como... Demasiado parecido a mí. — murmuró — Tiene los mismos ojos, pero su forma de ser... Era frío y calculador pero astuto al mismo tiempo. Tenía a todos comiendo de su mano, incluso a Slughorn.

— Te he dicho cincuenta mil veces que tú nunca podrías convertirte en algo así. — le reprendió Ginny suspirando -Tú siempre serás mi Harry. le pasó una mano por el pelo y quiso acercarlo a sus labios, sin embargo, Ron carraspeó.

— Por favor, estoy comiendo.

— Cuando estás con Damelza yo no te reprocho nada, ¿Por qué tú si, eh? — protestó Ginny clavándole cuchillos a su hermano mayor.

—Los mayores tenemos preferencia. Y Damelza no es tu hermana pequeña, por cierto.

Ginny no le hizo caso y besó a Harry en la boca sin manías.

Hermione comió el sandwitch sin prestar atención a la conversación y mirando la lechuga y el tomate con desgana. Desde ayer sólo tenía en mente a Zhor. No sabía cómo hacer las paces con él. Había metido la pata hasta el fondo. ¿Cómo pudo olvidar por segunda vez su cumpleaños? Es más, ¿Cómo pudo elegir a Draco antes que a él? Lo único que le había aportado Draco desde su ruptura hacía ya tres meses eran problemas. Batallas internas de las cuales no conocía el vencedor, batallas que ni siquiera se habían librado aún.

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