Capitulo 10

7.7K 426 8
                                        

—Espera —gritó la castaña tan alto como pudo —, espera Draco.

—¿Has esperado tú donde tenías que hacerlo?

Hermione cerró los ojos con fuerza. Era consciente de que si Malfoy anulaba el hechizo, ella moriría o bien por la caída o por los golpes del Sáuce. En todo caso, resultaría herida.

—N-no. —farfulló, intentando zafarse de las ramas que le rodeaban los brazos y la cintura —Sé que no debí seguirte, pero cuando te vi, sólo pensé en ir a ver qué hacías. Me habían dicho que... —cogió aire. Le costaba respirar —Que estabas enfermo y me había preocupado por ti.

Draco entrecerró los ojos levemente y pasó la lengua por sus labios. Le gustaba la idea de que alguien se preocupara por él, pero por otra parte, le preocupaba que le mintieran como siempre solían hacerlo.

—Buen intento.

—Bájame de aquí, Malfoy —susurró ella. El corazón le iba a cien por hora y el aire que empezaba a soplar le producía un nudo en el cuello que le impedía respirar —. Sé que no eres capaz de hacer ésto. No puedes dejarme aquí.

Draco arqueó una ceja. Es cierto que nunca antes había matado a nadie, pero alguna vez debería hacerlo. De repente, la Marca Tenebrosa le quemó el brazo. Él se mordió el labio para no chillar. Presionó su mano derecha en su brazo y trató de no caerse de su escoba. Hermione advirtió en lo sucedido y, sorprendentemente, no sintió otra cosa que necesidad de ayudarlo. Algo le decía que realmente él no quería abandonarla allí a su suerte.

—¿Estás herido? —se aventuró a preguntar, acercando la cabeza lo máximo que pudo hacia él. Éste alzó la vista y la miró a los ojos, sorprendido. Y allí estaban ambos; una chica enredada entre las ramas de un árbol desolado, y un joven subido a su escoba en frente de ella, siendo causante del estado en el que ella se encontraba.

El rubio sonrió con tristeza. —¿Le preguntas al chico que te ha atado en lo alto de un árbol mortífero si se encuentra bien?

Ella, mirándolo con una mezcla de aprecio y temor, asintió. Debes perdonarla, se dijo Draco a sí mismo. Ellos no se van a enterar.

—Contéstame a una pregunta —ordenó Malfoy.

—¿Q-qué?

—Sólo hazlo.

—V-vale.

—¿Por qué no le has perdonado?

—No te entiendo. —dijo, de nuevo, intentando recuperar la respiración normal. Era imposible.

—A O'Conell —aclaró —, ¿Por qué no lo has perdonado?

Hermione frunció el ceño. —¿Por qué no lo has hecho tú?

—No creo que sea el momento.

—Aquí tienes mi respuesta.

—¿Eso es todo? —arqueó las cejas —Sigues queriendo ser amiga suya, pero aún así, no le perdonas. ¿Por qué?

—Merece una lección.

—Otra.

—¿Qué?

—Otra pregunta.

—Suéltalo ya.

—Me has seguido hasta aquí con una intención. ¿Cuál? ¿Qué esperabas encontrarte? —terció cuando el dolor de su brazo disminuyó.

Lo miró con los ojos cristalizados. ¿Acaso no veía que estaba ahogándose? —Tenía curiosidad, eso es todo.

Draco chasqueó la lengua.

Bewitched LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora