Capitulo 20

6.2K 336 44
                                        

—No puedo. —susurró Zhor y se alejó de ella con demasiada rapidez.

El chico tenía el corazón desbocado, su frente estaba sudorosa y su pelo alborotado. ¿Habría sospechado ella lo que era en realidad? ¿Creería que era un gallina por no ayudarla? Y, si alguna vez hubo alguna chispa de amor por él en su interior, ¿Se habría apagado?

Llegó a la Sala Común y se sentó en el suelo apoyado en el sofá de detrás rodeándose las rodillas con los brazos y la cabeza escondida entre éstos. Resopló, paseó los dedos por su frente, bajando hasta el puente de su nariz y abrió los ojos. Nunca pensó que sería tan difícil ser mortífago. Sabía que era algo peliagudo, pero sus padres le habían repetido una y otra vez que ya no podían dar marcha atrás, que sino desaparecerían del mapa en un visto y no visto.

Pero, ¿Qué podía hacer? Él sabía que lo correcto era ayudar a Potter y los Weasley a salir de su encierro; sabía que no los podrían retener ahí durante mucho tiempo, que de algún modo lograrían salir. Pero entonces la misión de Draco podría haber concluido y todo el mundo mágico con Hogwarts incluido se convertiría en el trofeo oficial de Voldemort. Y, aunque él no deseaba que sucediera tal cosa, era inevitable. No podía hacer nada para detener ese movimiento.

—Cobarde. —masculló para si mismo, haciendo chocar la frente con sus rodillas.

—No te lo voy a discutir. —dijo Draco a sus espaldas con una sonrisa —. ¿Exactamente de qué te culpas esta vez?

Zhor alzó la vista. Lo que le faltaba. La persona que le estaba quitando inconscientemente a la chica que le gustaba estaba ahí, sonriente y arrogante como de costumbre.

—Quiero estar solo, si no es mucho pedir. —escupió con tanta frialdad que reveló su enfado hacia el otro.

—Es mucho pedir. —contestó, sentándose en el sofá en el que Zhor estaba apoyado —. Y ahora... Cuéntame qué está pasando ahí arriba.

—¿Ahí arriba? —frunció el ceño.

—En las nubes, porque parece que es lo único en lo que piensas. —dijo lanzando su reloj de bolsillo al aire para luego recogerlo al vuelo con una sola mano.

Zhor enterró la cabeza entre las rodillas de nuevo. ¿Qué podría decirle? ¿Que acababa de ver a Hermione en la biblioteca y se estaba replanteando ayudarla a sacar a Potter de un hechizo que habían provocado los propios mortífagos? No, gracias.

—Oye... —carraspeó el rubio —Sé que últimamente no nos hemos portado bien el uno con el otro, incluso nos hemos peleado... —rio —Casi nos matamos mutuamente; pero yo...No se me dan muy bien estas cosas, así que voy a decirlo rápido: —se tomó un segundo para tragar una bocanada de aire y decir: —Sigues siendo mi mejor amigo, la persona con la que más confío y que más me comprende. Así que... Quiero que sepas que estaré a tu lado ahora y después de que todo este lío haya terminado, que puedes contarme lo que sea. Eres mi hermano.

Zhor no supo como reaccionar. Se esperaba cualquier cosa menos una confesión como esa.

—Gracias. —asintió, dándole un apretón de manos—También tú puedes contarme lo que sea, hermano.

Draco asintió sonriendo y le dio dos palmadas en el hombro mientras se levantaba para dirigirse a la puerta de la mazmorra.

Zhor vaciló, pero también se puso de pie y lo llamó:

—Draco.

El otro se detuvo y se giró.

—¿Has sentido alguna vez... Que ésto no es lo tuyo?

Draco agachó la cabeza, desprevenido. ¿Que si se había sentido fuera de lugar alguna vez?

—No. —mintió —. Creo que estamos exactamente donde debemos estar. —zanjó y se marchó, caminando a paso decidido por el pasillo.

Bewitched LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora