Capitulo 26

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Hermione aún tenía ambas manos en el cuello de su camisa y miraba al suelo. Draco tenía la vista fija en la nada pensando en lo que acababa de suceder. No se lo podía creer, toda la conversación tomó un gran giro inesperado y no esperaba que la noche terminara así.

Hermione dejó caer las manos y esperó a que el chico se alejara un poco. Sin embargo él permanecía igual; agachado en frente de ella tan cerca que uno podía aspirar el aliento del otro con las manos reposando en el alféizar de la ventana. La castaña lo miró a los ojos finalmente. Él percibió su mirada y alzó la vista dubitativo. Entre la poca luz de la luna que se filtraba por la ventana y la de la lámpara Draco tenía el rostro iluminado y en sus ojos se veía un brillo plateado.

―Tienes un lunar.―observó Hermione.

Draco frunció el ceño.

―¿Qué?

―Aquí.―señaló una mancha de color marrón claro en la parte superior del cuello, por encima de su garganta.

Draco miró hacia abajo, como si quisiera comprovarlo. Luego lo recordó y la miró de nuevo.

―Sí, ¿Qué pasa con eso?

―No me había dado cuenta.

―No hemos estado tan cerca el uno con el otro muchas veces.

―Ya.

Hermione quería besarle de nuevo, pero sentía que ya era suficiente por esa noche y que a Draco le había afectado demasiado.

―Se te van a dormir las piernas y cuando te levantes cojearás un buen rato.―dijo Hermione pretendiendo no sonreír―Sería mejor que te sentaras bien.

Draco parpadeó. En ese momento parecía tan inocente e inofensivo mirando al suelo de vez en cuando y con el semblante confuso y descolocado. Era como si de pronto fuera aquel niño pequeño que Hermione vio en sus memorias.

―Tenemos que volver al castillo, mañana hay que madrugar.―dijo Draco levantándose rápidamente con las rodillas algo doloridas y caminó hacia la puerta.

Hermione apagó la lámpara y lo siguió. Se le hacía rara la actitud de Draco, pues se suponía que deberían hablar de lo ocurrido, no huir de ello.

El sentimiento del rechazo le inundó la mente toda la noche. Quizás él fue tan distante porque en realidad no quería besarla o pensaba que fue un error.

(...)

―Te esperé casi una hora despierta y no volvías.―murmuró Ginny sentándose al lado de Hermione en el desayuno de la mañana siguiente―¿Dónde estabas?

―La charla no fue dentro del castillo.―contestó Hermione pasándole el zumo de naranja.

―¿Te escapaste del castillo?

Hermione asintió porque estaba masticando.

―Cuéntame lo que pasó, ¿no? Parece que quieres guardarte a Malfoy para ti solita.

―Lo seguí después de la cena para saber a donde se dirigía y me pilló.―suspiró―Él tenía planeado ir a un lugar en Hogsmeade así que acepté hablar con él allí.

Ginny la miraba interesada mordiendo una manzana y asintiendo.

―Subimos al último piso de una casa cerca del Callejón Knockturn. Al parecer se escapa muchas veces para ir.

―Sigue.

―Hablamos y ya está.―mintió.

No quería que Ginny supiera todo lo que hablaron anoche. Confiaba en ella plenamente, sin embargo no podía arriesgarse a que se chivara a Harry de todo y aún sabiendo que estaba mal, sentía que tenía que ser ella quien le parara los pies antes de hacer algo de lo que se arrepentiría.

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