Capítulo 3

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Capítulo 3

 

-    ¿Lorelyn? ¿Qué clase de nombre es ese?- preguntó Arabela con tono hiriente mientras hacía girar una naranja con el dedo índice.

-    Arabela...- Symon suspiró, pero no perdió la sonrisa.- Deja de jugar con la comida.- trató de arrebatarle la naranja de un manotazo. Su hermana la apartó de su alcance, se la llevó a la boca e hincó los colmillos. El jugo de la fruta resbaló por sus labios rojizos.

Lorelyn rió ante el juego de malabares de su hermana mayor. Le dio un sorbo a su copa de agua y aceptó el gajo de naranja le ofrecía su hermano.

Eran personas muy especiales. Él era dulce, protector y educado, perspicaz y astuto... pero ella era un auténtico torbellino. Maliciosa, risueña, mal hablada, sarcástica, irónica...

Eran personas de mundos totalmente distintos, pero sus hermanos al fin y al cabo, y de eso no había duda. Lo veía en la similitud de sus rasgos faciales, en su mirada y en sus gestos. En el modo de reír y sonreír.

Pero también lo sentía en el fondo de su corazón. Su mera presencia llenaba el vacío que siempre había sentido y unía las piezas de un puzzle que hasta entonces había creído inexistente.

Eran hermanos, y por mucho que hubiese quienes se resistieran a creerlo, era imposible decir lo contrario. A pesar de la diferencia de edad, podrían pasar por trillizos.

Tras los primeros minutos de tensión habían llegado otros tanto de pavor. A excepción de ellos, nadie parecía comprender qué estaba sucediendo.

El Príncipe no había sabido como reaccionar al ver a su prometida abrazarse a los brazos del extranjero que decía ser su hermano. Los caballeros tampoco. Tan solo la otra chica, Arabela, había sabido qué hacer. Volvió a golpear los filos de las armas y se quitó el casco.

Eran tan parecidas que los caballeros bajaron las armas.  

Darel tuvo la tentación de decir que intentaban engañarla, pero la similitud entre hermanos era tal que resultaría un auténtico insulto a la inteligencia negarlo.

El príncipe era consciente de que había sido el parecido de Symon con su prometida lo que le había decidido a dar la orden de matarle...

Pero ahora ya era tarde.

 A pesar de ser eran hermanos de Lorelyn, no le gustaban. Y así lo hizo saber a todos al darles la espalda y retirándose sin intercambiar una palabra con su futura reina.

A Lorelyn no le importó. De hecho, ni tan siquiera se dio cuenta. Estaba tan emocionada con el descubrimiento que poco le habría importado que el mundo entero hubiese estallado en llamas a su alrededor.

-    Ahora en serio...- Symon le rodeó los hombros con el brazo, amistoso.- ¿Qué clase de nombre es ese?- bromeó.- Es bastante...

-    Feo.- sentenció Arabela mientras jugueteaba con la naranja de nuevo.- Horrible. Indigno.

-    Curioso.- la corrigió su hermano.- Es curioso.

-    Bueno... es un nombre cualquiera.- murmuró Lorelyn algo cohibida.- No sabía que mi nombre real fuera Elaya.

-    Eras muy pequeña cuando te perdí la pista.- se disculpó su hermano.- Lo lamento.

 Symon se encogió de hombros, pero no perdió la sonrisa. Cogió otro gajo de la naranja y se la llevó a los labios, visiblemente pensativo. Arabela, en cambio, no soportó estar más tiempo sentada. Se aburría profundamente, y por mucho que lo intentaba disimular, estaba llegando a sus límites.

Baile de Brujas - BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora