Capítulo 57

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Capítulo 57

Las reuniones se fueron celebrando a lo largo de los siguientes días. Durante las mañanas, el castillo de Alejandría era un remanso de paz. En los patios, los jóvenes entrenaban bajo la supervisión de sus adiestradores. Los pasillos estaban llenos de doncellas que iban de arriba abajo, de caballeros que repartidos en parejas y en grupos pequeños hacían largas guardias de más de diez horas, y todo tipo de mensajeros de todas las edades que corrían de un lado a otro con mensajes para sus señores.

Alejandría siempre había sido un lugar con gran movimiento, pero jamás había habido tanto bullicio como ahora. La llegada de Julius y los suyos había atraído a muchos interesados, y las últimas noticias a muchos más. Se decía que iban a seguir el rastro conseguido por la guardia Alejandrina sobre Varg; que los cazadores de brujas partirían en breves días; que las guerras del Sur estaban llegando a su fin...

Decenas de rumores que, mezclados entre ellos, conformaban extraños mensajes indescifrables a los que por fortuna ni la guardia ni los hombres de Julius parecían prestarles atención. Pero los rumores estaban ahí, y no era precisamente la primera vez que el no darles valor había provocado grandes problemas al reino.

Eran días complicados para algunos, pero magníficos para otros. Las noticias sobre el paradero de Varg le habían facilitado mucho las cosas a Julius. Después de meditarlo durante horas, había decidido aceptar la petición de Arabela. Era consciente de que sería complicado que sus hombres lo entendieran así que trató de alargarlo al máximo posible. Confesó a su hermano mayor su cambio de parecer, y este, orgulloso, dio las gracias a los Dioses y, sobretodo, a Lothryel por haberle escuchado.

Ofreció su ayuda con sus hombres, y Julius aceptó.

Pero no fue necesario. Los rumores entraron en tromba en la fortaleza de mano de Dorian y Willhem, y pronto Symon se reunió con los Blaze para informarles sobre los últimos acontecimientos. Symon había oído los rumores y, haciendo gala de sus distintos contactos, había logrado conseguir la suficiente información como para asegurar de que el príncipe traidor había sido visto por las tierras del norte. Aquellos días había estado estudiando las posibles rutas a seguir del joven, y su único destino viable era la corrupta y sombría población de Uvervladd, en la frontera entre el reino de Ámbar y Alejandría.

-    ¡Uvervladd!- había dicho Konstantin con tono sombrío.- Un lugar peligroso... muy al norte. Tengo entendido que hace años que dejó de pertenecer al reino de Ámbar. Son algo parecido a Salemburg o Dystonya.

- Peligroso pero accesible para mis hombres.- aseguró Julius con los brazos cruzados sobre el pecho.- ¿Es información fiable?

-    Así es, mis señores.- admitió Symon con seguridad.- Confío en que llegará el último informe en unos días, pero vaya, son fuentes más que fiables. Como imagino que ya saben, durante largos años fui cazador. Mi oficio me dio la oportunidad de trabajar para muchos patrones y conocer a muchos compañeros, y es de ellos de quien he recibido estas informaciones. Después de lo ocurrido en Reyes Muertos envié misivas a todos mis antiguos amigos advirtiéndoles de la huída del príncipe. Durante meses he ido recibiendo informaciones poco fiables, pero ahora parece que por fin tenemos algo.

-    Ha sido una gran suerte que haya sido justo durante nuestra visita.- reflexionó Julius con cierta reticencia. Aquellas palabras iban con segundas, y tanto Symon como Konstantin lo notaron. Desconfiaba.

Symon suponía que aquello ocurriría tarde o temprano. Haciendo gala de su buen hacer y el tiempo libre entre reunión y reunión, había decidido crear esas misivas con sus propias manos. Requirió la ayuda de sus más cercanos, Dorian y Elaya, pero entre los tres generaron suficientes informes e informaciones como poder acallar a cualquiera.

Baile de Brujas - BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora