Capítulo 48

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Capítulo 48

-    ¡¡Vamos maldito inútil!! ¡¡Tenemos que llegar a tiempo!!

Le habían ordenado que se encargara de la seguridad de lord Blaze y de su bienestar... y sobretodo, que no saliera de la fortaleza.

Era curioso, pues al principio se había sentido afortunado de no tener que acudir a la batalla. Parecía una tarea sencilla, y él, cobarde como el que más, prefería una tarea sencilla como aquella que poner en peligro su vida, pero Julius no se había comportado como él había esperado, y antes de que incluso pudiera darse cuenta, el caballero había logrado ponerle entre la espada y la pared.

Literalmente.

¿Estaba ciego? No podía ser cierto. Estaba fingiendo. Ningún ciego podría haber calculado la distancia entre su cuello y la espada de ese modo. Les había engañado a todos, y ahora le enviaba a la muerte.

Ahora comprendía porque Arabela estaba tan enamorada de él... ¡eran iguales!

Willhem volvió la mirada al hombre que montaba a sus espaldas y frunció el ceño. Teóricamente estaba ciego. Mantenía la vista perdida en el horizonte, pero había acertado al decir que estarían en el pantano. Y es que, después de tantas semanas con la vista nublada en un mar de oscuridad, una única imagen había acudido a la mente del caballero. Y esa había sido la del pantano.

Algo estaba sucediendo allí, y él necesitaba saberlo.

- ¡¡Más rápido!!- ordenó al muchacho.

No me pedirías que fuera más rápido si vieras lo que yo, pensó Willhem. Apretó aún más las rodillas sobre el lomo del animal, y este aumentó la velocidad.

Aún a casi diez minutos de distancia, el pantano parecía estar envuelto en llamas. La enorme bestia avanzaba siguiendo a algo, a su paso no dejaba más que destrucción y muerte. Tales eran los incendios que asediaban ciudad y bosques que, a pesar de ser aún de noche, parecía haber amanecido.

-    ¿Qué ves?- exigió saber el caballero con nerviosismo.

No había soltado la espada en ningún instante desde la salida de la fortaleza. Si no fuera porque era totalmente imposible, Willhem hubiese jurado que pretendía participar en la batalla. Pero era absurdo.

Imposible.

Inverosímil.

Willhem chasqueó la lengua. Por supuesto que participaría. Cosas peores había visto en los últimos tiempos que a un ciego combatir. Cosas terribles y sorprendentes.

Lanzó un suspiro. Había huido de Almas Perdidas precisamente para evitar participar en la guerra, pero parecía que el destino prefería verle envuelto en problemas. Sentía como si alguien en los cielos se estuviera riendo de él.

-    El mundo parece estar en llamas.- respondió por fin en un susurro.- Es como si estuviera viviendo una pesadilla. Un ser demoníaco del tamaño de una torre incendia los bosques a su paso, y nada ni nadie parece poder detenerlo. Ese ser...

-    Lo he traído yo.- admitió con frialdad. Su rostro no parecía mostrar expresión alguna, pero por dentro estaba desesperado.- Soy el culpable de todo esto.

Willhem se encogió de hombros. Había visto tantas veces historias como aquella que no le sorprendía que en este reino también se dieran casos.

-    A veces es necesario equivocarse para poder encontrar por fin el camino adecuado.- dijo como respuesta automática.- Te equivocas, te equivocas, y te vuelves a equivocar... hasta que por fin, aprendes la lección y no vuelves a fallar. O eso, o mueres en el intento, claro. 

Baile de Brujas - BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora