Capítulo 65

2.8K 138 12
                                    

Capítulo 65

Julius se había quedado dormido esperando que su mujer volviera, pero ni tan siquiera cuando despertó ella estaba allí. Al ver la falta de las piezas restantes de su armadura, la máscara y los cuchillos imagino que habría salido.

No comprendía porque no le había despertado, pero tampoco se espero a que volviera. Se puso las primeras ropas que encontró y salió al patio.

Reunidos en formación y finiquitando los últimos preparativos, la escolta de lady Shanya Blaze aguardaba a que el resto de miembros de la comitiva acabara para ponerse en marcha.

Era un día frío, con el sol cubierto por gruesos nubarrones grisáceos y unas temperaturas alrededor de los cero grados. Todos los caballeros vestían con gruesas capas de pelo oscuro, uniformes de cuero bajo las armaduras y sombreros de pelo bajo el casco. En su mayoría eran miembros de la guardia privada de Shanya, pero también había parte de la guardia de Reyes Muertos. La mayoría ansiaba poder participar en la batalla del sur, pero ninguno de ellos dio muestras de su decepción.

Julius saludó a varios de sus hombres, charló con otros y no se detuvo hasta alcanzar la montura de su mujer. Envuelta en una capa roja y con el rostro contraído en una mueca de fría indiferencia, Arabela se mantenía en completo silencio, con la mirada algo perdida. A varios metros de distancia, Elaya tenía los ojos rojos y los labios cortados por el frío.

-    ¿Arabela?- la llamó.

La muchacha no reaccionó hasta el tercer llamamiento. Al verle arqueó ligeramente la ceja, como si se hubiese olvidado de él hasta entonces, y desmontó para acercarse. Parecía casi tan tensa como agotada.

-    Hola.- dijo con brevedad.

No le miraba a la cara.

-    ¿Estás bien?

-    Sí.

Miró atrás y acarició el lomo de la montura cuando esta se acercó de modo protector. Julius, algo sorprendido por aquel frío recibimiento, trató de buscar respuestas en su mirada, pero dado que no cesaba de esquivarle, se limitó a asentir y a apartarse. Imaginaba que estaba enfadada por no poder participar en la batalla, pero no estaba dispuesto a discutir con ella.

-    Tú sabrás.- dijo cortante.

Arabela le observó alejarse con los colmillos apretados. Aquella noche habían abierto una gran herida en su corazón, pero él no era el culpable. No era justo culparle...

Pero más complicado era aceptarlo. Aún le temblaban las manos de solo pensar en lo que había tenido que hacer la noche anterior. Y trataba de no pensar en ello, pero era tan duro... era lo más cruel que jamás había tenido que hacer a lo largo de su corta vida.

Jamás lo podría olvidar.

Alzó la voz para llamarle, Julius no la quiso escuchar. Entregó las riendas de su montura a su hermana y se apresuró a alcanzarle. Abrazó su cuello con suavidad, acercó el rostro al suyo y depositó los labios sobre los suyos.

Julius sonrió. La estrechó con cuidado contra si y la volvió a besar.

- Ten mucho cuidado.

-    Eh, no te pongas tan seria.- le dijo en un susurro.- Nos veremos dentro de muy poco.- resbaló la mano por el brazo hasta el vientre.- Cuida de los dos, ¿de acuerdo?

Arabela asintió, volvió a besarle y regresó a su montura. Julius jamás lo sospecharía, pero lo que para él no era más que un hasta luego, para ella era una despedida.

±±±±±

Unas horas después, los hombres del reino ocuparon sus posiciones a lo largo y ancho del patio y las laderas que rodeaban la fortaleza. La voz del Rey al arengarlos no alcanzaría los oídos de todos, pero tampoco fue necesario. Los hombres transmitieron el mensaje a sus compañeros, y estos respondieron con gritos de júbilo.

Baile de Brujas - BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora