Capítulo 35: La verdad

483 32 26
                                    

Héctor en galería

-xxx: Oh cierto pero que mal educado soy me llamó Héctor.

-Hola Héctor yo soy Isabell.

-Héctor: ¿Enserio no puedes pararte?

-No me duele mucho.

-Héctor: A ver déjame checar.

Iba a tocar mi píe pero quite sus manos.

-No espera ¿Que vas a ser?

-Héctor: Averiguar si está roto.

-Está bien pero con cuidado.

Y así fue checo el tobillo este dolía él no decía nada.

-¿Y bien crees que este roto?

-Héctor: No creo pero esta algo inflamado no podrás irte caminando.

Suspiré mirando mi tobillo luego lo mire a él a decir verdad era lindo tenía unos enormes ojos lindos tenía el cabello era rubio.

Era un Dios griego.

-Héctor: No puedes llamar a alguien para que venga por ti.

-No el chofer está de vacaciones y mis padres están trabajando.

En eso recordé ¡Mierda el celular está en mi bolsillo del pantalón!

Lo saco estaba todo mojado y obvio ya no prendia.

¡Ya no tengo celular!

-Héctor: Creo que eso ya no servirá.

-¿En que lo notaste?

-Héctor: Sabes no creo que sea bueno idea estar platicando bajo la lluvia además hace frío.

-Si lo sé pero como me iré.

-Héctor: Creo que tendré que llevarte a tu casa.

-Nunca te dijeron tus padres no le abras la puerta a extraños, bueno aquí aplica no lleves extraños a la casa.

-Héctor: Tranquila no te haré nada solo quiero ayudarte pero si te quieres quedar aquí bueno.

Iba pararse para irse en ese momento pensé "¿Enserio va a dejarme aquí tirada?"

-No espera.

-Héctor: ¿Entonces?

-Está bien lo siento sé que sólo quieres ayudarme pero créeme eh aprendido a no confiarte de nadie nunca sabes cuando un psicópata va a atacar.

Parecía divertido ante lo que le dije.

-Héctor: Yo no soy un psicópata.

-Bueno ya te creo pero como me llevarás a mi casa.

-Héctor: Bueno no traje auto debido a que salí a caminar pero te puedo llevar cargada y no creo encontrar un taxi libre en los días de lluvia todos están ocupados.

-¿Pero estás loco? Peso mucho.

-Héctor: Por favor eh cargado cosas más pesadas.

-¿A caso me dijiste gorda?

Él puso cara asustado y yo me eché a reír.

-Solo bromeaba.

-Héctor: Oye lo siento pero pensé que hablabas enserio con eso que dicen que jamás le digas a una mujer que está gorda.

No Me Lastimes  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora