mama said

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Habían pasado meses después de aquel día, y para Tyler le eran difíciles en los primeros días, había comenzado a tener extraños sueños con Josh una vez más, donde él le besaba como lo hacía siempre pero ahora le tocaba como aquella noche después de la cena, donde sus manos acariciaban tiernamente sus piernas y se sentía tan malditamente bien. El problema era cuando despertaba, sintiendo un calor abrasador desde su vientre bajo y su pene estaba una vez más erecto. Odiaba que pasara eso, y más tener que meterse a duchas frías antes de ir a la escuela.

Esperaba que en todo ese momento Tyler dejase de tener aquellos provocativos sueños y que nunca tenerlos cuando estaba con Josh su pene hiciera esas cosas extrañas que hacia cuando se despertaba.

Tres meses exactamente habían cumplido Tyler y Josh saliendo, aquel día había sido triste para Tyler donde sólo había visto al tintado cuando regresaba de sus clases y Josh de apenas salía al hospital, donde sólo les dio tiempo de darse un rápido beso y que Josh le dijese que en cuanto no tuviera tanto que hacer entre sus prácticas le llamaría. Tyler no quería que Josh le hablase por teléfono, muchos menos sólo saludarse y despedirse en un mismo beso, quería estar un día completo con Josh y pasarlo tan bien como solía hacerlo a un lado del tintado, obviamente Josh también quería hacer esto.

Así que después de ya casi una semana de su mesiversario y que Josh tuviera un día libre se dedicó a hacer una pequeña cena en su departamento, sí, Josh no sabía nada sobre cocinar y tuvo mucha suerte no incendiar medio edificio mientras lo intentaba, pero cuando había terminado la comida no quedó tan mal del todo, hasta parecía que sí podía ser comestible y llamó al castaño después.

Era obvio que Tyler no le diría que no, poniéndose un lindo vestido e ir presentable al piso debajo de él, donde cuando tocó la puerta ésta se había abierto sola, donde mostraba un lindo y casi oscuro lugar. Josh había tratado de igualar la decoración de Tyler, sólo que tal vez se había pasado un poco con tantas velas alrededor y el dulce aroma a canela que estaba en el lugar.

Pero para Tyler era perfecto, era un lindo detalle que Josh se hubiese esforzado tanto. Sorprendentemente cuando comenzaron a cenar la comida era deliciosa y Tyler le hizo saber eso a Josh con lindos elogios sobre que tal vez le dejaría hacer de comer más a menudo.

Cuando la comida se acabó y Josh comenzó a encender más velas porque las demás se estaban ya apagando ambos chicos fueron al enorme sofá que tenía Josh en su salón, la pareja comenzó a platicar sobre todo lo que había pasado últimamente en sus días y lo mucho que se extrañaban el uno al otro.

Demostrándoselo de una manera muy expresiva, Josh había comenzado a besar al menor cuando éste dejo de hablar sobre las esculturas que habían comenzado a hacer y lo mucho que se tardarían en terminarlas, una de sus manos terminó al final de su lindo y rosado vestido, acariciando lentamente la suave piel del menor que después de comenzar a gimotearle al mayor entre el beso se separó con mejillas sonrosadas.

−Josh, por-por favor para. −Tomó la enorme mano del mayor mientras negaba.

− ¿Qué pasa pequeño? −El tintado, terminó por entrelazar la mano del menor quitando su tacto de aquella sensible piel.

−Yo, −Negó, quitando su mirada de esos ojos avellana que le miraban preocupado aun cuando terminó por mirar su pequeña mano siento sostenida por el contrario, rosando su pulgar con la piel caramelo del menor.

−Puedes decirme lo que sea Ty. −Murmuró el mayor, que ya tomaba la barbilla de Tyler haciendo que le mirara, el castaño seguía con sus mejillas encendidas.

El menor después de carraspear ligeramente y asentir comenzó. −Hace ya unos días atrás, comencé a sentir aquí. −Tocó su vientre bajo y casi su entrepierna. −Un calor, hace mucho que no lo sentía y yo, eh... −Bajo su mirada rápidamente sintiéndose apenado, pero quería seguir que Josh se enterara. −Últimamente he soñado contigo Jish, donde siempre terminas tocándome como lo estabas haciendo y cuando despierto esto. −Ahora señalo su entrepierna con un mohín de disgusto. −Esta levantado y a mí me da asco Jish, no me gusta que esté así. −Murmuró, acercándose al mayor para terminar por apoyar su cabeza en el pecho del tintado y tomar con su mano libre parte de aquella camiseta de botones apretándole contra él.