04

3.4K 594 335
                                    

La madre de Tyler le había dicho que terminando el fin de semana entraría a la escuela, no lo iba a dejar irse en autobús porque era probable que se perdiese.

Tyler no podía replicarle más a su madre, por fin iría a una escuela como lo veía en sus caricaturas y tendría muchos amigos, claro no se olvidaría de Josh.

Josh había pasado esos dos cortos días junto con Tyler, cuando su madre no lo dejaba ir a la casa del castaño, él iba por la cerca y lo miraba balancear por el pequeño columpio.

Los tres niños entraban a las 9 de la mañana y salían hasta después de la 1 de la tarde. Tyler iba en el asiento de atrás del auto de su madre, balanceando sus piernas en el asiento viendo como su vestido blanco que había utilizado el día de la cena en la casa de Josh era levantada ligeramente.

Su mochila estaba a un lado de él, no estaba tan llena y no era tan pesada como pensaba el castaño.

−Ty. –Su madre lo llamó mirándolo por el retrovisor, el castaño levanto la mirada y deteniendo su corona para que no cayera. –No te vayas con nadie, vendré por ti cuando salgas. –El menor asintió y volvió a mirar su vestido alisándolo y acomodar su cabello, estaba nervioso.

Al llegar a la entrada de la escuela, Tyler salió y después su madre.

−Te llevare a la puerta de salón si quieres, cariño. –La señora apretaba la mano del menor quien negó. El menor deshizo el agarre de su mano con la de su madre y caminó dentro del edificio. − ¿Te olvidaras de mí? –Habló su madre, quería parecer triste al ver que su pequeño se le iba a ir por unas horas, pero quizá eso preocuparía al menor. –Al menos despídete de mí Ty. –Dijo bajando hasta quedar a la altura del contrario quien regreso y le dio un enorme abrazo a su madre.

−Te quiero mami. –Murmuró el menor, dejándole un beso en la mejilla a la mayor e irse dentro del edificio.

Su madre suspiró y trató de mentalizarse que todo saldría bien, todo saldría bien.

Tyler estaba frente al pizarrón, mantenía una gran sonrisa mirando a sus nuevos compañeros de clase.

−Bueno niños, él es Tyler, su nuevo compañerito de clase. Denle una buena bienvenida. –Sonrió la profesora y miró el menor. –Tyler, ¿Quieres decirnos algo?

Tyler mordió su labio. –Hola. –Murmuró y el coro de compañeros lo saludó, todos sonriéndole.

−Puedes tomar asiento en cualquier silla que veas vacía. –El menor asintió y se sentó en las primeras sillas delante de una niña que lo veía sorprendida.

El castaño sintió como su hombro era tocado varias veces y voltear a donde la pequeña morena estaba. –M-me gusta tu vestido, es muy bonito. –Lo alagó, el castaño se sonrojo levemente y sonrió.

−G-gracias. –Le murmuró, y volteó a mirar a la profesora.

Comenzaron a pasar las horas rápidamente para el menor, escuchó como la campana sonaba y todos se levantaban de sus asientos, Tyler no sabía qué hacer y tomó su mochila.

− ¿Y-ya nos vamos? –Le pregunto a la morocha que caminaba delante de él.

La contrario rió un poco. –No, tontito. Es el receso, ¿Acaso no sabes qué es? –El castaño negó, la niña de cabello negro tomó la mano del contrario haciendo que su mochila cayera, los dos caminaban fuera del salón hasta el patio de juegos. –Suena la campana para salir a jugar, después vuelve a sonar para entrar. Al final suena otra vez para salir. –Le explicó al castaño que le miraba escuchando atentamente.

− ¿Y a qué jugamos? –Dijo el castaño con la mano de la pelinegra en la suya, mirando a los más grandes jugar baloncesto y otros jugando futbol.

−Bueno, a lo que quieras. –Le respondió la niña, sentándose en el pasto y Tyler siguiéndola. − ¿De qué escuela venias?

El pequeño castaño negó. –Mi mami me enseñaba en casa. –Dijo bajito mordiendo su labio, tal vez esperaba que la niñita se burlara de él por no estudiar en una escuela normal.

− ¡Eso es genial! –Exclamó levantando sus brazos. –Desearía que mi mamá me dijera que ya no tengo que venir a este lugar y despertar un poco más tarde. –Se quejó cruzando sus brazos y haciendo reír al menor.

Los dos platicaban de demasiadas cosas de niñas, Tyler le había contado sobre todos sus peluches y vestidos que tenía, habían quedado con que les pedirían permiso a sus madres para ir a la casa de alguno de los dos.

Tyler había olvidado a Josh, se habían dicho un día antes que se tenían que ver al menos una vez en la escuela, si era por algún permiso en el baño o que se encontraran en los pasillos.

La campana había vuelto a sonar, la morocha se había levantado primero ayudando al castaño a ponerse de pie y caminar de regreso a su salón. Había bastantes niños entrando haciendo que Tyler tambaleara por unos niños que estaban aventándose unos a otros y el castaño terminara en el suelo.

Su labio había comenzado a temblar sintiendo los ojos de los niños que se habían dado cuenta. –Ty, lo siento mucho. –Miró para arriba encontrándose con los ojos preocupados del más grande. Sostuvo su mano para levantarse y no dejarlo caer al ver que los demás seguían caminando. − ¿Estás bien? –El castaño asintió mordiendo su labio y dejar escapar un suave gracias y volver a su salón con la morena.

mama saidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora