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Después de eso Tyler pudo regresar a casa, se sentía relajado y a gusto en su hogar, mirando como la ropa de aquel hombre ya no estaba en el armario de su madre y en el refrigerador no estaban sus asquerosas botellas de cerveza. Después de haber revisado el salón y que tampoco estuviese el hombre termino en su habitación, recostándose en su cama y dormir un poco como su madre le había dicho que hiciera.

Al cabo de unas horas y que fuera la hora del juicio su madre le levantó, ayudando a que se vistiera con un lindo overol de mezclilla aun no siendo rosado a Tyler le encantaba como se veía con este puesto además de que podía vestir camisetas rosas debajo de éste y amara como se veía en el reflejo del espejo en su habitación.

El camino hasta donde se iba a hacer el juicio era largo, Tyler termino por dormir un poco más en los asientos traseros mientras que madre conducía.

El juicio para Tyler le era incomodo, sin tener de hablar sobre que tenía que ir y habar frente a todas aquellas personas y no terminar tartamudeando cuando todos aquellos ojos le miraban. Después de bajar del estrado todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, haciendo pensar al menor que había hecho algo mal, que tal vez no iba a creerle.

−Orden. −Pidió el hombre de color que estaba en un estrado más grande, la madre de Tyler le había dicho que él se llamaba juez. −Quiero saber la respuesta del jurado, aunque todos sabemos la respuesta ya. −El señor Dun sonrió cuando el juez le miro con una sonrisa ladina.

−Declaramos al señor Cameron Finley culpable. −La madre de Tyler se levantó de golpe de su asiento, aplaudiendo al igual que las demás personas.

− ¡No! ¡No pueden hacerme esto! −Gruñó Cameron, −Tengo una hija, no pueden dejarla sola. −El lugar comenzó a silenciarse cuando el mazo del juez fue golpeado contadas veces.

− ¿Qué ha dicho señor Finley? −El hombre que tenía todo el poder en aquella habitación frunció el ceño.

−T-tengo una hija. −Gruñó cuando el oficial había puesto las esposas. −No tienes más familia que yo, no la pueden dejar sola. −Siguió, la piel de la madre del castaño se había comenzado a poner más y más pálida que antes.

−Terminara en un albergue con más niños como ella, caso cerrado. −Y golpeó por última vez su mazo.

Los oficiales habían sacado a rastras al enorme hombre que farfullaba maldiciones, terminando por mirar a la rubia y su hijo. −Vendré por ustedes dos, y no habrá nadie quien lo pueda detener. −Fueron sus últimas palabras desapareciendo de la habitación.

El jurado y el juez comenzaron a salir junto con el público, dejando a Jack y la rubia junto con su hijo y la familia del pelinegro que se mantenían esperando a todos en la entrada.

−Listo, no volverán a ver a ese mal...

−Quiero adoptarla. −Le interrumpió, haciéndole fruncir su ceño. −A la hija de Cameron, quiero adoptarla y que no termine en un mal lugar con personas que le puedan hacer daño.

−B-bueno, esto no es algo de un día a otro Allison. −El hombre hablaba mientras cerraba su maletín y comenzaba a caminar con la mujer y su hijo. −Tenemos que ir por pasos y puede tomar mucho tiempo.

−No me interesa, quiero que esa pobre niña esté conmigo, imagina lo que le pudo haber hecho Cameron, y-yo, dios. Quiero que me ayudes con todos los papeles, te pagaré todo lo necesario. −Terminó frente al hombre mirándole con ojos suplicantes y haciéndole suspirar pesadamente mirando de reojo a su familia.

−Está bien, comenzaremos lo más rápido posible, pero quiero saber si vas a querer ponerle cargos a los niños que se burlaban de Tyler. −El menor mordió su labio al escuchar su nombre y tener la mirada de ambos adultos sobre él.

mama saidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora