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El cumpleaños de Tyler había sido algo pequeño, donde Ruby había asistido y le había llevado una pequeña caja con un enorme moño rosado, saludando a la mujer y a la pequeña pelirroja con un fuerte abrazo y un beso.

Allison le dijo a su hijo que su regalo iba a ser después de la comida y de que Ruby regresara a casa, Tyler no reprocho nada, comiendo el delicioso pastel con cubierta rosada y de sabor vainilla con largas velas que contaban los ahora nueve años del menor.

El sol comenzó a esconderse, oscureciendo el lugar y Ruby se disculpó con el castaño por no poder quedarse a dormir ese día ya que tenía que ir con su abuela y ellos regresarían hasta el lunes para estar en la escuela. Tyler lo entendió, habían sido pocas las veces que había ido a visitar su abuela ya que ella estaba lejos de donde ellos vivían.

Tyler comenzó por abrir los regalos después de que su ahora mejor amiga se hubiera ido y empezó por el regalo de ella, había sido un bonito oso de peluche que vestía un traje de marinero, Tyler sonrió feliz de saber que ahora su colección de Teddy estaba ya completa.

El regalo que decía Franky haber comprado había sido una linda muñeca, ella decía quererla, pero el regalo del castaño y después tendría una igual, el mayor no pudo resistirse a aquellos ojitos donde ya no había rastro de cansancio y sólo felicidad, se la dio, él ya tenía suficientes muñecas y Franky necesitaba más.

Pero el regalo de su madre no lo veía por ningún lado, haciendo fruncir su ceño al pensar que su madre le había mentido y ahora ella no le regalaría nada, pero la rubia había ido a la cocina, regresando con uno papeles y una enorme sonrisa.

−Pensé que esta sería la mejor forma de decírtelo y que sea una buena sorpresa para ti. −Tyler no entendía muy bien lo que decían aquellos papeles, mirando confundido a su madre. −Volverás a estudiar en casa, pequeño. −Dijo emocionada, sonriéndole al menor.

Tyler quería esto desde hace meses, desde hace meses atrás muy muy atrás, pero ahora ya no. Los de su salón le trataban bien y su maestra era muy buena gente siempre dándole una flor al menor cuando entraban del receso y Ruby era la mejor que había podido tener, sin mencionar que ya no le molestaban los mas grandes.

El castaño negó con su boca casi abierta y sus ojos reflejaban sorpresa, pero cuando comenzaron a aguarse su madre deshizo su sonrisa y le miro con preocupación.

−Tyler, ¿No querías esto? Hace unos meses atrás dijiste que querías volver a estudiar en casa. No podía hacerlo en ese momento, pero ahora he vuelto a mi trabajo anterior y estaré más tiempo en casa, podre enseñarle a tu hermana y a ti sin tener que salir de casa. −El menor negó contadas veces, tratando de no soltar las ya amenazantes lágrimas.

−Qui-quiero seguir viendo a Ru-Ruby, quiero seguir aprendiendo con se-señorita Williams. −Su madre sonrió comprensiva y asiente.

−La seguirás viendo Ty, ella vendrá siempre y cuando pueda, he hablado con su padre y dijo que no tenía problema, seguirás viendo a todos hasta agosto, después de eso volverás a estar aquí en casa estudiando, ¿Esta bien? −El menor quería negar, pero era una buena oferta, tal vez en el siguiente año su maestra no le seguiría dando clases y Ruby podría irse como lo había hecho Marina, así que asintió, tratando de sonreírle a su madre y darle un fuerte abrazo.

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mama saidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora