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Josh ya había cumplido quince años, sentía una tristeza que sus amigos y sus tonterías no podían llenar, había comenzado con aquel hoyo en su pecho cuando sus padres decidieron cambiarlo de escuela después de una buena reprimenda cuando se enteraron de lo que le había hecho al castaño, que no había subido más que a gritos de su madre y unos cuantos más de su padre.

El moreno no tenía por qué sentirse enojado con el menor, no tenía por qué sentirse enojado por haberle dicho que él había sido uno de los que le molestaban, sabia por lo que pasaba el pequeño y si no decía nada sobre los amigos de Josh y de éste ellos seguirían molestándole sin importar lo que Josh dijera al respecto.

Al haber sido cambiado sus amigos también lo hicieron, los padres de ellos no les fueron notificado que agredían a un niño pequeño, no, ellos simplemente cambiaron a sus hijos para que Josh no se quedase solo en su ahora nueva escuela.

Josh no veía ya más al menor como antes, solía verlo por las mañanas cuando salía con su madre al centro comercial y con aquella niña pelirroja que si no bien recordaba cuando su padre le había contado que la madre del castaño la había decidido adoptar hace ya años atrás.

El mayor sentía algo en su estómago cuando miraba al menor con sus faldas, caminando felizmente de la mano de su hermana pequeña y de cómo seguía usando aquellas coronas de flores que siempre cambiaban de color cuando Josh le miraba de nuevo.

Él estaba al tanto de lo que su hermano hacía en el patio trasero, donde terminaba platicando con aquella pequeña niña pelirroja por horas y no querían despegarse de la valla. Tyler había ayudado a la menor a que fuera a la casa vecina a escondidas de su madre cuando iba su trabajo y los padres del moreno no estaban en casa, pero ni siquiera así Josh pudo toparse con el castaño para hablarle al menos un poco.

Hubo un día donde la madre de Tyler había llegado temprano, dándose cuenta que Franky no estaba en el baño ni en su habitación como Tyler afirmaba, pero su reacción al ver que ella estaba en la casa vecina no fue tan ala como Tyler estaba esperando.

Él estaba esperando que Allison se pusiera de genio como cuando se enteró que Josh se burlaba de Tyler, pero simplemente había hecho una mueca y dejó que la menor se fuera, con una condición. Tyler no iba a ver ni tener algún contacto con Josh.

A Tyler no le molestaba esto si su hermanita era feliz, podía ver como cuando regresaba de aquella casa sus mejillas estaban rojas y su felicidad en aquellos verdes ojos que habían sido más claros aquel día cuando le conto a Tyler que Jordan le había besado y que algún día serían novios.

🌙

Francesca no había vuelto a casa y ya comenzaba hacerse tarde y su madre se había dado cuenta de esto, le había dicho a la pequeña pelirroja que la quería ver antes de las seis de la tarde ya en casa, pero ella aun no regresaba. Era algo rebelde para sólo tener diez años, era lo que pensaba Allison en estos casos.

−Ty, ¿Franky ya regresó? −Preguntó su madre, saliendo de la cocina con un platón lleno de lechuga, y algunas verduras más, Tyler se mantenía en el comedor haciendo tarea de más, aunque estudiara en casa él le gustaba hacer más tarea y al final en los días siguiente no haría más. Hizo un sonidito negativo, mirando el grueso libro mientras mordía el tapón de su pluma. − ¿Podrías ir por ella? Aun no sale la comida del horno y no quiero que se queme.

El castaño no dijo más, levantándose a regañadientes de la silla de madera y caminar a la puerta principal, y salir, al parecer ninguno de los dos se había dado cuenta de lo que estaba pasando, Allison había dejado ir a Tyler a la casa de los Dun y era probable que Tyler se topara con Josh y entablaran alguna conversación.

Pero Tyler se dio cuenta de esto cuando ya había tocado el timbre de la casa, escuchando una ronca voz gritando un "ya voy" y después de uno instantes la puerta fuera abierta por un chico más alto que Tyler notoriamente.

El menor y claramente más bajo terminó paralizado cuando vio a aquella persona, tratando de articular palabra cuando miró aquellos fuertes ojos avellana que le miraban con sorpresa. −Oh, Tyler. −El nombrado sintió un escalofrió al escuchar su nombre en aquellos labios, se sentía tan bien escucharlo y una nueva sensación en el pequeño cuerpo de Tyler había surgido.

−Y-yo, Franky... −Las mejillas del menor terminaron rojas cuando comenzó a balbucear, tratando de quitar su mirada de aquellos orbes hazel, pero lo logró cuando vio una cabellera rubia acercarse.

−Joshie, ¿Podemos terminar con la tarea? Mis padres me mataran si se enteran que no hice nada. −Tyler miró de arriba abajo a la chica rubia que se colgaba del cuello del mayor que dejaba escapar una suave sonrisilla cuando ésta le había dejado un beso en la mejilla.

−Claro, claro, comienza sin mi Agie. −Respondió y volvió a mirar a al castaño cuando la chica desapareció del campo de visión del menor. − ¿Cómo va todo Ty? −Preguntó el moreno, sonriéndole al menor que ya tenía sus piernitas temblorosas, queriendo irse de ahí lo más pronto posible.

El castaño no respondió, levantando sus hombros y bajando su mirada, sentía un extraño nudo tanto en su garganta como en su vientre bajo, comenzaba a desesperarse y estaba por gritar el nombre de su hermana, que salía apurada de casa, dejando atrás al moreno menor que se despedía de la pelirroja con un simple movimiento de manos para que después chocara los puños con el más grande.

−Nos vemos aliento de perro. −Se despidió el más grande que reía al apodo que Franky le había dado al paso del tiempo cuando estaba en aquella casa.

mama saidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora