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Tyler suspiró cuando nadie atendió la puerta, mirando a Ruby que le esperaba al final del pasillo con una de sus maletas y una sonrisilla apagada, tratando de darle color al momento y hacerle ver a Tyler que todo iba a estar bien, pero ¿Cómo?
Bajaron tres pisos más, donde el silencio se comenzaba a consumir al pequeño castaño que ya se había puesto a pensar en dejar aquellas maletas ahí con Ruby y correr lejos de todos, de Josh, de su familia y de aquella escuela en esa ciudad desconocida.
La castaña le abrió la pesada puerta para que saliera y buscara algún taxi que se estacionara y comenzar a ir al aeropuerto, pero cuando aquella puerta fue abierta y los enormes ojos marrones de Tyler fueron cegados momentáneamente por aquellos fuertes rayos del sol. Ya había un amarillo taxi estacionado fuera del edificio y alguien que le era inconfundible para Tyler.
Josh estaba fuera del taxi, sonriéndole suavemente al menor con una de sus manos escondida detrás de su espalda mirándole con aquellos orbes avellana brillosos. Tyler no esperó nada, no esperó a que el mayor revelara lo que llevaba entre sus manos, dejando caer la maleta en el suelo y caminar apuradamente hasta el mayor.
Sus brazos terminaron colgados en el cuello del mayor, comenzando sus lágrimas a salir lentamente entre el hueco del tintado aspirando rápidamente aquel olor tan conocido. Josh no se quedó atrás, tomando al menor por la cintura y apretarlo contra él terminando su rostro entre la nuca del contrario y su oreja.
−Soy un imbécil, no debí de haber actuado así, soy un estúpido. −Murmuró el peli rosa dándole ya unos cortos besos al menor en sus mejillas. −Puedes ir a cualquier lugar, sin importar dónde. −Siguió el mayor ya separándose de aquel apretado abrazo mirando esos ojitos marrones que estaban cristalinos, Tyler asintió no seguro de aquellas palabras.
−Sin importar a donde vayas, yo ahí estaré. −Terminó de hablar, mostrándole lo que traía entre sus manos, haciendo sonreír al castaño al ver aquellos papeles arrugados. −Dos boletos, −Dijo obvio dándole uno al castaño. −Uno compensando lo imbécil que llego a ser, −Explicó, haciendo reír al menor suavemente. −Y otro, otro para mí, porque, seamos sinceros, no podría vivir lejos de ti una vez más. −Rascó su nuca mientras hablaba y después sonreía, sin contenerse a con su mano sola tomar la barbilla del menor dándole un suave beso en aquellos rosados labios.
La sonrisa de Tyler era enorme, sentía sus mejillas ya comenzar a encenderse y sus ojos seguían aguándose, esta vez no era porque quería desesperadamente ver al mayor, sino porque ahora lo tenía ahí. El momento fue interrumpido por un agudo carraspeo.
−Esto sin duda es lo más hermoso que he visto, pero el avión de Tyler sale en menos de una hora y el aeropuerto esta algo lejos. −Dijo Ruby, con aquella maleta aun en sus manos y después fue a la cajuela del amarillo taxi, dejando las maletas del castaño amontonadas con otras maletas más que ya habían sido acomodadas mucho antes.