Anotó el número que le dio Samuel y sonrió. Ese era el número de un tal Jason, que era la Manada que protegía la ciudad de Seward, iba hacer una gran ayuda.
Después de que anotó todo, guardo la libreta en el bolsillo y Chase la bajó al suelo.
— Bueno, muchas gracias familia. Vendré esta noche como a las nueve y luego me iré.
— Okey, pero vienes. Si no iremos todos a tu casa, tiraremos la puerta, te secuestramos y tendrás que quedarte a vivir aquí con nosotros.— Dijo Samuel con una sonrisa que le decoraba el rostro.
— Vendré, no se preocupen. Los quiero, vengo esta noche.— Besó la mejilla de William.— Adiós pa.
Salió de ahí y suspiró. Siempre había algún problema o algo en aquella cabaña cada vez que iba.
Se dirigió al móvil y estaba Samantha escuchando música. Se subió y cerró la puerta.
—Y, ¿conseguiste algo?— Scarlett asintió.— Diga que llegaste, estaba apunto de bajarme para ir a buscarte. — Sonrió.
— Tengo el número de un chico que nos ayudará, pero cuando lo vaya a ver no me vas a poder acompañar. Las personas de aquí me dijeron que era muy peligroso.
En realidad no. Pero no quería que a Samantha le pasara algo, entonces le mintió para mantenerla a salvo.
— Okey, entonces ve tú sola.— Asintió la rubia con preocupación.— Te juro, este lugar me aterra.
— Si, a mi también. Vámonos.— Encendió la patrulla y volvieron a Seward a toda velocidad.
Cómo la ruta estaba despejada, iban rápido así que llegaron en dos horas a la ciudad. Se fueron a la oficina y ahí anotaron todo y lo dejaron en la pizarra, ya listo para ir armando el caso.
Scarlett se fue hasta su casa y se puso pijama, ropa nueva, abrigó y nada más. Ya que la mayoría de las cosas que necesitaría estaban en la casa de la Manada. Agarró su celular y llamó a Peter, ya que no lo alcanzaría a llamar en la noche.
— Hola Scar, ¿cómo estás?— Preguntó Pet con la voz algo agitada.
— Bien Pet y ¿tu?— Respiró y cuando agarró aire contestó.
— Bien, bien. Corriendo, estoy algo cansado y ¿qué tal el caso?
— Hasta ahora vamos bien, lento pero bien. Quizás dentro de un mes estaré en Washington otra vez, quién sabe.
— Cielo, ¿con quién hablas?— Preguntó una chica del otro lado de la línea. Scarlett se quedó plasmada, le había caído como un balde de agua fría y levantó su ceja derecha.
Peter le estaba siendo infiel.
— Que te calles Valérie.— Susurró.— Y, ¿hace frío allá? Sé que detestas el frío.
— Peter, ¿con quien estás?— Preguntó cansada.
— Con nadie Scar, estoy yo solo, corriendo en la calle.— Frunció el ceño. Detestaba que la tomaran de estúpida, cerró los ojos y suspiró.
— Me estás mintiendo, se escucharía el ruido de los autos, tus pies al correr, se escucharía el roce del teléfono con tu piel mojada por el sudor, no soy estúpida. Estás teniendo relaciones sexuales con esa tal Valérie y yo estoy acá en Seward.— Una lágrima resbaló por su mejilla, pero su voz no se quebró. Seguía firme y le demostraba a Peter que no le había hecho daño cuando en realidad si.
—¿Cómo eres tan buena?
—Soy criminologa, lectora y policía, ¿qué esperabas?— Se formó un silencio, la primera lágrima que había derramado llegó hasta su barbilla. Estaba enojada, furiosa, quería romper todo lo que se hiciera presente en el lugar. Peter suspiró y habló.
—Scarlett, creo que esto no funciona. Eres una mujer grandiosa que ama su trabajo y tiene mucho éxito, pero yo quiero algo más serio, necesito a alguien que esté conmigo y no en un caso al otro lado del mundo. Además, ni siquiera tenemos sexo y no puedo esperar más.—Ella cerró los ojos con fuerza.
<<Dime que no es cierto.>>Dijo a sus adentros, bajó la mirada y solo se concentró en respirar.
—Okey Peter, adios.
—Bueno, ya acabe.—Cortó y Scar tiró el teléfono al suelo. Se acostó y comenzó a llorar con frustración, estaba cansada. Siempre había algo que le arruinaba el viaje, en ese instante el que estaba arruinando su viaje y su vida era Peter. Pensaba que la amaba pero al parecer se equivocó.
Cuando alguien te ama, te espera y es paciente, te ayuda y te comprende, pero el que no lo hace, no te ama.
Se secó las lágrimas, se vistió porque no iría con la manada vistiendo ropa del trabajo, se puso una remera gris larga suelta que dejaba ver sus hombros, un jean negro ajustado y unas botas tres cuarto color mostaza. Se dirigió a la patrulla y se fue hasta Homer.
Tardó cinco horas por el tráfico, mucha gente volvía a su casa cerca del horario de las 9:00 así que supuso que había tráfico. Al llegar, dejó la patrulla afuera de la chacra, sabía que si la entraba al campo algunos la podrían romper, ya que su Manada era un poco violenta cuando se transformaba.
Comenzó a caminar con su bolso en el hombro derecho y pensando en los posibles problemas que se pondrían en su camino, el frío no se sentía tanto y la oscuridad estaba llegando al campo de Will. Al llegar a la cabaña, los ojos marrones de Steve, la miraron.
—Diga que llegaste, los otros ya estaban planeando tu secuestro.— Sonrió y Scarlett río. Entró y les sonrió a todos.
—Aquí estoy. Llegué un poco tarde por el tránsito, iré a dejar mis cosas.— Se fue hasta la habitación de Chase. Ellos dormían juntos y siempre fue así, esta ocasión no iba hacer la excepción.
—¿Crees que se quede?—Le preguntó Ben a Will mientras observaba la dirección en la cual se había ido Scarlett.
—Lo dudo, pero Chase intentara convencerla. Si se queda mejor, es una tranquilidad para mi, no me gusta tenerla lejos.—Miró la hoja de la cuchilla que estaba afilando.
—¿Estas asustado Will?— Dijo Samuel mientras sonreía y se cruzaba de brazos.
—Cría a una mujer desde los 16 años hasta los 20, te aferras tanto a ella que luego te cuesta dejarla ir.— Siguió afilando el cuchillo.—Igual, si se va lo aceptaré, porque es su decisión, pero si se queda con mucho gusto le abriré las puertas de mi casa. Es mi Omega, mi hija y la niña de la familia, ¿por qué no lo haría?
—¿Crees que siga cazando sola como lo hacía antes?— Intervino Óscar.
—Seguramente, igual se que se descontrolara, 48 meses sin cambiar es un largo tiempo, prepárense para detener a un animal.—Ellos rieron.
—Tranquilo, Scarlett es la más calmada de todos.— Rieron ante las palabras de Steve.
ESTÁS LEYENDO
My Weakness
WerewolfLos ojos de Jason sobre su cuerpo, la ponían nerviosa, lo suficiente como para hacerla temblar. Jamás había estado con un hombre así. Si se podía llamar hombre a Jason Marchrest. -Gracias por....salvarme- dijo algo asustada. Jason acomodó un mechón...