Scar se sentó frente a él y Jason no le quitaba los ojos de encima.
—¿Qué hacías con Sam?— Esas palabras fueron como puñaladas al silencio y a la incomodidad de la joven, pero no tenía nada que ocultar.
— Nada, solo lo estoy ayudando. No hay nada entre nosotros, absolutamente nada. Sólo fuimos de compras y a almorzar por ahí eso es todo. Además, no tengo porqué darte explicaciones, no eres mi padre.— Esas palabras fueron frías y pesadas para él pero aún así no se dejó llevar.
—Si. Eres mía, tú me perteneces, así que yo que tú me guardó.— Scar río. No lo podía creer.
—¿Qué? Eres un posesivo de mierda, un loco desquiciado, un maldito machirulo y un Alfa inútil que lo único que hace es ahogarse en cigarrillos y vaginas para poder saciarse, un hombre descontrolado que debió dejarme morir antes de salvarme.— Metió la pata hasta el fondo. Ahora le faltaba la cereza a la torta.— Y lo peor de todo es que me tienes loca por ti.— Estaba a punto de largarse a llorar y lo sabía, entonces se fue al baño de la habitación y se sentó en el suelo, su espalda estaba apoyada sobre la puerta y sus lágrimas comenzaron a salir. Se sentía mal, abandonada, como si estuviera rodeada de gente pero se sentía sola.
Una semana después...
Era un caos. Todo. Scarlett y Jason se peleaban todo el tiempo, en la noche dormían juntos pero después se peleaban, amanecían peleando y se acostaban peleando.
Nadie sabía el secreto de Scarlett, solo Sam quien había confesado todo con ella y eran más amigos que antes. La joven ayudaba mucho en la casa, regaba las rosas que Scott había plantado, le alcanzaba las herramientas a Henry para reparar el Jeep, ayudaba a Ángel y a Logan con la cosecha, decía sus pensamientos a Sam y lo ayudaba a controlarse, mientras que a Jason le regalaba una porción de enojó más un kilo de discusiones. La Manada ya estaba acostumbrada pero algo cansada, era muy agotador escucharlos discutir todo el tiempo.
Scarlett se estaba recuperando, muy rápido pero no lo suficiente como para irse. No había hablado con nadie de la oficina y tampoco tenía pistas o algo para descubrir el caso.
En Seward ella estaba desaparecida, Samantha la había reportado como secuestrada, ya que nadie había estado con ella y eso significaba una cosa, que la habían secuestrado.
Scarlett estaba lavando los platos del almuerzo, los chicos se habían ido a inspeccionar la zona por las dudas de que alguien esté rompiendo las reglas y haya un intruso.
Se escuchó un aullido y Scarlett se quedó en silencio. Estaban pidiendo ayuda. Su instinto la traicionó y dejó de lavar, comenzó a correr hacia la salida y siguió el aullido. En el trayecto iba pensando en las consecuencias que existirían si ella hacía lo que pensaba para ayudar, entonces decidió no hacer lo pensado de golpe. Al llegar vió a la Manada, supo que Jason era el lobo negro grandote porque al verlo, su Licántropo interior se volvía loco por aparecer. Emmanuel estaba parado frente a ellos y sus ojos rojos se fijaron en Scarlett. Su tez pálida era como la nieve, su cabello era marrón chocolate y tenía una barba rasposa, llevaba un sacó negro, una camisa blanca con gotas de sangre en el cuello de la camisa y un pantalón negro de gala. Él le sonrió y todos se fijaron en ella, Jason bufó y se paró a su lado.
— Vaya, ¿qué tenemos por aquí? Hace mucho que no te veo Scarlett.
— Basta Emmanuel, vete. Por favor vete.— Le suplicó. Eso sí era vergonzoso, suplicarle a tu enemigo que se vaya y que te deje tranquila, no era muy lindo de ver.
— Y, ¿qué harás Scar?¿me sacarás el ojo?— Comenzó a reír y se acercó a Sam, le pegó una patada que hizo que el Licántropo azotara contra un árbol, cayó y se sacudió con quejidos.
Scarlett saltó y se transformó, rompió toda su ropa pero no le dio importancia. Su Licántropo estaba liberado y ella era consciente de todo lo que hacía. Se acercó a Emmanuel, lo agarró del brazo y lo tiró hacía arriba, este cayó al suelo y le mordió la cabeza. Emmanuel se defendia pero Scarlett era más fuerte que él y estaba segada de odió. Le dio un sarandon y lo soltó.
Emmanuel se levantó, tenía el rostro llenó de sangre y su cuerpo le temblaba, la respiración del hombre era agitada y apenas se pudo mantener de pie en los primeros minutos.
—Te arrepentirás de esto Scar, Alison busca venganza y ahora también la busco yo.— Sonrió forzadamente.— Suerte con Tony.
Emmanuel comenzó a correr, desapareciendo entre los árboles. Scar comenzó a caminar hacia la cabaña algo adolorida, su herida estaba sangrando y le manchaba el pelaje. Se acercó a Jason y frotó su cabeza contra el cuello del Alfa en forma de cariño, él le devolvió la caricia y luego la ayudó a caminar hasta la casa.
Cada paso que daba era agotador para la Licántropo, la herida estaba perdiendo sangre y ella estaba perdiendo la conciencia, sabría que en cualquier momento caería desmayada.
Al llegar a la casa, ella se fue a la habitación, se transformó y se tapó con las sábanas de la cama.
Jason se había dado por vencido. Su lobo interior estaba enamorado, había encontrado a su compañera de vida, a su luna y no la dejaría ir. El problema era el portador del cuerpo humano, Jason tenía atracción por Scarlett, pero no la veía como una compañera, solo como una mujer más.
Scott entró a la habitación para curarla, Jason y los otros estaban afuera esperando respuestas.
— Ella es la loba blanca, ella es la única que hay en Alaska.— Decía el joven con frustración, caminaba de un lado al otro y se frotaba el cabello con molestia. Sam estaba nervioso, no le había pasado nada, estaba bien del golpe pero por lo que pasó, se sentía mal. Jason lo miró y caminó lentamente hacia él.
—Sam.
—¿Si Alfa?— Su voz era temblorosa y sus manos sudaban.
—¿Tu sabías ésto?— Se formó un silencio y se escuchó un 'Ehhh...' de parte de Sam. Se rascó la nuca.— ¡Habla Sam!
—Okey, si lo sabía, pero ella me pidió que guardara el secreto. Ella era el Omega de la Manada de William y se fue porque no tenía un futuro y luego partió para Washington para trabajar y ser más humana olvidándose de todo. Eso es lo único que sé.— Sus nervios se apagaron, pero un sentimiento de culpa invadió su cuerpo y lo puso mal.
—Diablos.— Golpeó la pared y Scott bajó con las instrumentos quirúrgicos.
—La herida sangró y no perdió mucho, gracias a la transformación sus músculos se cerraron y sanó la mayoría. No volverá a sangrar porque cosí la herida. Sólo le diré algo Alfa, la chica es más fuerte que todos nosotros juntos. Con permiso.— Se fue a su habitación para guardar las cosas. Jason subió y entró, ella estaba tapada hasta el pecho y solo se le veían las tiras del sostén color crema que llevaba puesto, sus ojos mar se cruzaron con la oscuridad de la mirada del joven.
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My Weakness
WerewolfLos ojos de Jason sobre su cuerpo, la ponían nerviosa, lo suficiente como para hacerla temblar. Jamás había estado con un hombre así. Si se podía llamar hombre a Jason Marchrest. -Gracias por....salvarme- dijo algo asustada. Jason acomodó un mechón...