Después de haberla sacado, ambas se miraron con preocupación. Samantha comenzó a reír y Scarlett la miró raro.
<<Está loca.>> Pensó sonriendo y comenzando a reír por la risa contagiosa de su hermana.
— Eres una estúpida.— Dijo entre carcajadas.
— Pero al menos te saque una sonrisa. — Se pararon y se sacudieron. Scarlett miró la sangre en la ropa de Samantha y la detuvo enseguida.
— Espera, no toques esa sangre puede ser una muestra. Ahora quítate el abrigo.— Miró a Scarlett sorprendida y dejó de sacudirse.
—¿Estas loca mujer? Hace un frío que se re caga y me dices que me quité el abrigo.
Scar bufó. Ella tenía razón, hacía demasiado frío. Scar se sacó su abrigo y se lo dió, su cuerpo generaba bastante calor pero a veces no el suficiente para resistir la helada del bosque. Samantha se puso la campera de Scar y se cruzó de brazos.
— Bien, ahora llevaremos esté abrigo para que lo examinen. Llamaremos a los policías para que investiguen un poco y si encuentran algo que nos informen. — Dijo Scar mientras caminaba hacia donde se encontraba la patrulla.
—Okey, aunque....Fue divertido tienes que admitirlo.— Ambas sonrieron.
— Si, no lo niego.
Llevaron el sacó al laboratorio, pero las cosas las guardaron. Ese asunto era de Scarlett con Emmanuel y Alison.
—Bueno, yo iré a casa, está oscureciendo y la verdad que la ciudad se vuelve algo rara de noche.
— Te iba a decir lo mismo. Además quizás haya un asesinato o el asesino se tomó el día, no sé.
Scarlett paró frente al departamento de Samantha. Era oscuro y le daba un toque escalofriante al lugar. Las escaleras parecían no tener fin y los muros grises le daban un aspecto a viejo que por un momento Scarlett pensó en estar en The Walking Dead.
—¿Te gustaría quedarte a cenar?— Le ofreció Samantha con una media sonrisa.
— No gracias, tengo cosas que buscar y eso. Mañana pagaré los tragos en el bar de la calle San Francisco, no te preocupes.— Sonrió y su vista se enfocó en los ojos mieles de su hermana.
— Okey, dale. Y no salgas sola, si quieres ir a investigar, me llamas no seas pendeja.— Río ante las palabras de Samantha.
— Okey loca, no te preocupes.— Samantha besó su mejilla en forma de despedida y se fue a su departamento.
Scarlett comenzó a conducir hasta su casa. Pensaba en todo lo que había pasado aquel día y eso la puso nerviosa.
<<Si hoy me enteré de esto, entonces mañana me enteraré que soy adoptada. Mierda.>> Se dijo así misma en su mente. Le costaba asumir que Samantha era su hermana, le llevaría tiempo.
Se estacionó frente a su casa, bajó su cartera y las llaves, puso alarma y comenzó a caminar hacia el lugar. Entró, prendió las luces y colgó su cartera en el perchero. Había un olor muy peculiar, a desodorante masculino de Rexona. Se dió la vuelta y se encontró con Mazon Crossox.
Estaba sentado en el sofá rojo, llevaba una remera negra y unos pantalones cortos hasta las rodillas color mostaza, sus zapatillas estaban todas sucias y abiertas a los costados. Llevaban algo de barro y supuso que andaba en lugares húmedos.
—Vaya, linda casa Oficial Johansson.— Dijo con una media sonrisa, sus dientes eran amarillos y tenía una barba rasposa como un cactus. — O debería decir Scarlett.
— Mazon, ¿qué quieres?— Preguntó impaciente. Mazon la miró y ella le entregó el celular de él.— Listo, vete.
— No perra, esto no se queda así.
Se paró y se acercó a ella con un cuchillo de hoja afilada y brillante. Scarlett miró a su alrededor con rapidez, no había nada para contra atacar. Se colocó en posición de boxeador y esperó a su rival.
Mazon se abalanzó hacia ella y le apuñaló el estómago. Scarlett cayó al suelo, sangre comenzó a salir de su cuerpo y colocó su mano para presionar y detener un poco la hemorragia. El hombre se agachó y le sonrió con cara de loco.
— Así me gusta verte, arruinada, destruida y lastimada por tus propias acciones. No te mataré porque alguien te quiere con vida para hacer algo extraordinario, así que te dejaré con esa lastimadura. Al menos me sentí bien al apuñalarte.— Agarro un tarro con gasolina que tenía a su lado.
Comenzó a hecharle a todo en el lugar menos a ella. Scarlett intentaba respirar, cerró los ojos y su otra compañera comenzó a cerrar las heridas por dentro, le había dañado órganos importantes pero su Licántropo interior los iba cerrando con cautela. Al abrir los ojos ve a Mazon con un fósforo prendido, le sonríe y lo arroja al suelo, haciendo que el incendio comenzará.
— Adiós perra.— Se fue tranquilamente de ahí y cerró la puerta. Scarlett comenzó a arrastrarse, pero al hacer fuerza, se desgarraba más la herida.
Cerró los ojos y se quede un rato en el suelo. El humo la intoxicaba y el fuego le generaba más calor, se iba a morir ahí, se había dado por vencida.
Jason se detuvo en seco por el dolor de su estómago. Era como si una aguja lo traspasará y luego saliera con brusquedad.
Comenzó a caminar lento por el dolor, Logan lo agarró y lo ayudo.
—Jefe, ¿esta bien?— Jason se incorporó y el dolor se fue. Miró a su Omega y solo asintió.
— Fue sólo una punzada.
— Es extraño jefe, usted no suele tenerlas.— Lo soltó y miró a Jason a los ojos.
— Ya lo sé Logan, es que estoy hecho mierda. Sigue recorriendo.— Logan asintió y se fue. Jason sacó un cigarrillo del bolsillo derecho y lo prendió. La nicotina lo calmaba bastante, al igual que el sexo pero la nicotina era mejor para él.
Un olor a sahumerio de vainilla invadió su sistema olfativo. Amaba ese olor pero detestaba cuando le pasaba eso, porque sabía que la Oficial Johansson era su Maté y que solamente ella tenía ese olor que lo hacía volar.
Se estaba acercando a la casa y cuando la vio, observó que se estaba incendiando. La patrulla estaba estacionada frente a la casa así que supuso que ella estaba en el lugar.
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My Weakness
WerewolfLos ojos de Jason sobre su cuerpo, la ponían nerviosa, lo suficiente como para hacerla temblar. Jamás había estado con un hombre así. Si se podía llamar hombre a Jason Marchrest. -Gracias por....salvarme- dijo algo asustada. Jason acomodó un mechón...