Capítulo 48

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Logan y Ángel golpearon a dos de los ojos rojos que pasaban por la entrada. Les quitaron las armas y Ángel le hizo una seña a Jason, quien entró con su manada y con la mitad de la manada de Dirkjan.

Se ocultaron entre las pilas de bolsas de pescado, el olor era insoportable y Ben cayó en el contenedor de donde venía el olor.

— Maldita sea.— Se quejó en un susurro. Salió de ahí y Sam, lo empujó un poco.

— Apestas viejo.

— Si, ni me digas.

Jason hizo una seña para que avanzará y siguieron su camino.

Intentó oler a Scarlett pero lo único que se olfateaba era el olor a pescado que llevaba Ben. Cuatro licántropos armados pasaron por su lado, ni los vieron porque pensaron que era otro grupo. Al llegar al pasillo observaron que al final había una enorme puerta que tenía dos ojos rojos de cada lado, se escondieron y Logan le quitó el seguro al arma.

— Todavía no.— Le dijo Sam. Jason llevó sus manos a la boca e hizo el ruido de un ave.

Los ojos rojos se pusieron más atentos y apuntaban para todos lados. Él salió y levantó la mano, las luces rojas lo apuntaban en el corazón.

— Las manos a la cabeza.— Le ordenó uno. Jason bajó su mano derecha a su bolsillo y sacó un cigarrillo.

—¿Tienen fuego?

Scott, Henry y dos más golpearon a los guardias y les quitaron las armas. Dispararon a las cámaras de seguridad y Scott pateó la puerta.

— Bien hecho chicos.

Sacó un encendedor y prendió el cigarrillo. Estaba nervioso y Scarlett​ era la que calmaba sus tensiones y sus nervios, pero no estaba para calmarlo ahora.

Entraron al salón y se encontraron con cuerpos ensangrentados. Caminaron hasta el final y vieron el cuerpo de Alison desgarrado en pedazos.

— Estuvieron aquí.— Dijo Ángel mientras agarraba la mano derecha de Alison.— Y Will la atacó.

— Oigan.— Todos miraron al Irlandés que estaba parado justo donde Steven y Max mataron a los licántropos.— Aquí hay un camino de sangre, deberíamos ir al menos dos para ver a dónde nos lleva.

— Si, tienes razón. Ben, acompañalo, el resto vendrá conmigo.

— Si Alfa.— Se fue con el hombre Irlandés a seguir el rastro.

Dirkjan miraba el techo y sacó su pelota de tenis de su bolsillo, comenzó a picar la en el techo y pensaba. Óscar se golpeaba la cabeza con las rejas y Samuel hacia ritmos con su boca.

— ¡William!— Gritó Óscar ya cansado. Los dos lo miraron.

—¿Qué haces viejito?— Le consultó Dirkjan con cara de duda, dejó de picar la pelota para prestar atención a Óscar.

— Si nos escucha, aullara y sabremos donde está.— Dirk y Samuel se miraron.

Se pusieron alrededor de Óscar y empezaron a gritar.

— ¡William! ¡Will!

Henry transformó sus oídos en orejas de licántropo, escuchó los gritos y luego las cambio a su estado normal.

— Jefe, ¿escuchó eso?

Todos prestaron atención y se escuchaban los gritos. Llamaban a William y supo que tenían que hacer.

— Si los escucho Henry.— Miró a todo el grupo.— Sam, Ángel, Logan y ustedes dos, sigan los gritos. Si William aulla o habla, nosotros iremos por él. ¿Entendido?— Todos asintieron.

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