Todos se fueron a dormir y quedaron solo Chase, Will y Scarlett. El silencio se hacía presente en el comedor y eso los incomodaba.
— Scar, te di todo. Te di las herramientas necesarias, te di un hogar, te alimente, te cuide, te protegí e hice todo lo posible para que estés bien. Siempre quise lo mejor para ti desde que Chase te mordió, ahora creó que necesitas algo mejor. Es cierto, no hay futuro aquí, pero te diré algo...Somos Libres.— Los ojos mar de Scarlett se iluminaron ante esas palabras y se dió cuenta que Will tenía razón.
— Lo pensaré.
— Eso esperó, ahora vayan a disfrutar, la noche aún es joven.— Se metió un cigarro a la boca y lo prendió, el humo salió por sus narices e invadió el lugar con olor a nicotina.
Ellos se fueron a la habitación de Chase. Scarlett se comenzó a desvestir y se puso el pijama, Chase no le quitaba los ojos de encima y se mordió el labio inferior al ver las prendas rozar su piel.
Ella se acostó al lado de la fría y gris pared, mientras que él se acostaba a su lado y la abrazaba. La cama era de una plaza, así que estaban apretados. El frío se desvaneció al calor de sus cuerpos y ellos se miraban a los ojos.
— Estás hermosa.— Scar sonrió y comenzó a acariciar su rostro con su dedo índice.
— Gracias, aún sigues siendo un estúpido cursi.— Rieron.
— Si, pero te encanta.— Su sonrisa se borró ante esas palabras. Hizo una mueca y apoyó su cabeza en su mano izquierda.
— Me encantaba, ya no siento lo mismo que antes. — Hizo una pausa y suspiró. Tenía que ser honesta.— Te quiero Chase, pero entiende que no somos Mates, todavía no lo encontramos.
—Pensé que tú eras mi compañera, cuando te vi lo sentí así.— Escondió su mano bajó su remera para tener tacto con su piel ardiendo.
— Si, pero yo no. Yo sentí las malditas mariposas en el estómago y cada vez se me escapaba una por día. Me enamoré de ti Chase, pero no fuimos creados para estar juntos, quizás mi maté sea un Vampiro gordo que vive en una casa mugrosa y tu maté sea una bebé de 11 meses que será la mujer más hermosa del mundo.— Rieron.— Pero no fuimos creados para estar juntos. Y porque pensaste que yo era tuya, me mordiste.
— Si, es cierto. Lo lamento, te alejé de tu madre, de la vida humana y de todo lo que conocías.— Scarlett negó. Sus palabras eran de arrepentimiento pero ella no las aceptó.
— No Chase, me diste una familia, me diste un lugar donde encajaba perfecto, me diste un padre que nunca tuve, me diste besos, me llenaste de cariño y eso nunca me faltaba. Me diste una vida diferente, llena de aventuras locas.— Lo abrazó y él se subió encima de ella.— No te arrepientas, yo no me arrepiento y ¿tú?
Chase sonrió. Esa era una de las cosas por las cuales la había amado. Le veía el lado positivo y siempre intentaba hacerlo sentir bien.
Se acercó a sus labios y los unió en un profundo beso. Aquella noche, Scarlett se había entregado a él como símbolo de despedida y luego terminaron enrollados piel con piel para descansar.
En la mañana Scarlett se puso un jean negro, unas botas que le llegaban un poco más abajo de las rodillas, una remera con las mangas enrolladas en los codos color piel y un pañuelo de flores rojas y algunos detalles grises. Se hizo una coleta, se lavó y se fue a la cocina, preparó el desayuno de todos y cuando se sentó a ingerir las comidas, escribió una carta. La dejó sobre el velador de Chase y besó su frente para luego frotarle el cabello y despeinarse lo.
Se fue de la casa, dejando a su Licántropo interior en el pasado, ya se había liberado y la próxima vez que cambie, sería ella misma sin problemas. Claro, si vuelve a cambiar pronto.
Se subió al móvil y comenzó a conducir hacia Seward para continuar con el caso.
Chase abrió los ojos por el canto de los pájaros que siempre se posaban a cantar en su ventana.
Se movió para acariciar a Scarlett pero no la encontró, se sentó y la comenzó a buscar por el cuarto. Ella no estaba, se puso un boxer azul y sus pantalones negros. Al sentarse otra vez en la cama, vio una nota y la miró. Era de ella. La agarró, la metió en el bolsillo y se dirigió al comedor, donde todos estaban desayunando.
— Viejo, esto es lo mejor, amo cuando hace desayunos.— Decía Ben mientras comía una media luna dulce.
— ¿Qué hiciste para convencerla?— Le preguntó Samuel a Chase, quien miraba todo desde la entrada al comedor y estaba apoyado en el marco.
— Nada. Ella no se quedó, se fue y dejó una nota.— Sacó el papel y lo mostró.
Todos lo miraron. William no quería saber nada, solo se puso a leer el periódico y fingió que no escuchó. Le dolía saber que ella se había ido.
— Leela entonces.— Agregó Óscar antes de tomar su café caliente.
— Okey.— Chase suspiró, se preparó para la apuñalada en el alma y comenzó.— Los quiero. Los quiero demasiado para dejarlos ir, ustedes son mi familia, una familia algo rara si eres la única mujer entre seis hombres. A William siempre lo consideré un padre, ya que el mío murió en la guerra, a Ben lo consideré un amigo con el cual jugar a cualquier cosa, total lo único que importaba era estar con él. A Steve y a Óscar los considero tíos, ya que ellos ayudaron a Will a criarme y hacer quien soy ahora. Samuel era un psicólogo, hermano, amigo y maestro al cual me costaría dejar y Chase era un chico. Un chico al cual no le interesaba el lugar, él te hacía sentir bien estés donde estés, gracias a él tuve lo que tuve y le agradezco cada vez que lo veo de eso. No los olvidé, jamás lo haría, no los abandoné, no lo toleraría, no los deje a un lado, nunca podría, solo comienzo hacer yo misma y hacer lo que debo hacer. No piensen que quiero escapar, no estoy escapando ni huyendo, estoy viviendo la vida de otra manera. Posdata, Will deja de fumar, te agarrará cáncer. Samuel sigue haciendo el curso de cocina, tus comidas son ricas. Steve, busca a la chica que viste en el pueblo. Óscar, lava los platos, no seas vago. Ben, nunca dejes de sonreír. Chase, gracias por todo ojalá encuentres a la indicada. Los quiero.— Una lágrima resbaló por la mejilla de todos. Will se paró y se fue al baño a llorar en silencio, mientras que a los otros no les importaba llorar frente al otro.
Chase arrugó el papel y lo tiró al tacho de basura. Ben se paró y lo abrazó, necesitaba abrazar a alguien y más en aquel momento donde sentían que su corazón se llenaba de felicidad y de tristeza a la misma vez.
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My Weakness
WerewolfLos ojos de Jason sobre su cuerpo, la ponían nerviosa, lo suficiente como para hacerla temblar. Jamás había estado con un hombre así. Si se podía llamar hombre a Jason Marchrest. -Gracias por....salvarme- dijo algo asustada. Jason acomodó un mechón...