Capítulo 46

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El lugar olía a perro mojado, apestaba. La zona estaba oscura y una sensación de desconfianza la invadió. Caminó y se tropezó con algo que hizo que cayera en un conteiner que generaba aquél asqueroso olor. Salió toda pegajosa, pero la ayudaba, ya que ocultaba su aroma.

Siguió caminando y en eso pasa un grupo de ojos rojos, Scar se esconde detrás de unas pilas de cemento. Decidió prestar atención a la conversación, aunque se le hizo algo complicado.

— Te juro, detesto trabajar con perros.— Dijo una voz varonil.

— Esa perrita debe ser importante para Emmanuel y Alison, pero piénsalo. Será hasta que aparezca, la capturamos, se la mandamos a Tony y todo arreglado. No es complicada la vaina.— Se detuvieron en seco y Scar suplicó que no se acercarán a dónde estaba ella.

—¿Qué creés que harán con la cachorrita?

—No lo sé Harold, tampoco me importa. Lo que me interesa son las bolsas de sangre que nos darán como pagó por lo que hicimos.

Siguieron caminando. Scar dió la vuelta del lado contrario y caminó siguiendo las luces que habían en el siguiente pasillo. <<Perrita, Cachorrita. Serán sus madres pendejos.>> Pensó con enojo. Detestaba que la tratarán como perro, cuando en realidad no era así. Siguió el camino de luces.

— Te mataré Scarlett.

Se quejó Dirkjan mientras se arrastraba por el conducto de ventilación. Atrás de él iba Samuel y después iba Óscar.

Hacía calor y el lugar era bastante apretado.

— Nos deberíamos quejar nosotros, tú vienes del ejército.— Río Samuel.

— Shh...Cierren la boca chicas, luego hablan de sus novios, ahora muevan el trasero.

Los retó Óscar. Ellos siguieron arrastrándose hasta llegar al salón de carga, donde había bolsas grandes con pescado congelado para transportar. Dirkjan sacó la entrada de ventilación y la hizo a un lado. Miró bien el lugar y había cuatro hombres con armas dando vueltas por los pasadizos que habían entre las bolsas.

—¿Desde cuándo usamos armas?— Preguntó Samuel.— Patéticos.

— Pienso lo mismo, pero a veces la bestia muere y el hombre gana, tenemos que estar iguales, ¿no?— Le respondió el Alfa antes de bajar.

Al tocar el suelo, se ocultó detrás de la primera bolsa que tenía a su derecha, Samuel bajó y también se ocultó. Al bajar Óscar, él transformó su mano izquierda en una pata y rompió una bolsa, haciendo que los pescados cayeran al suelo. Todos se fijaron en la bolsa que cayó y los tres se fueron al final del salón, comenzaron a romper los contenedores de pescado, haciendo que los licántropos armados corrieran de un lado al otro.

Samuel agarró a uno por sorpresa y lo durmió, Dirkjan y Óscar hicieron lo mismo. Él último que había los comenzó a buscar.

— ¿Carlos? ¿Doc? ¿Mitch? ¿dónde están?— Preguntó mientras apuntaba a todos lados.

Samuel apareció vestido igual a uno y gracias a la gorra, no podía ver sus rasgos.

— Estoy bien, sólo que me caí con un pescado.— Agarró el arma y caminó tranquilamente.

— Doc, no me asustes viejo.— Río el guardia.—¿Sabes dónde está Carlos y Mitch?

— No lo sé, quizás les pasó lo mismo.

— Ya cálmense niñas.— Contestó Dirk mientras se paraba.

Se acercó a donde estaba Samuel y el licántropo. Llevaba un traje militar puesto y sus rasgos faciales eran algo parecidos al licántropo que durmió.

My WeaknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora