Narra Jason
El consejo en el Campamento Mestizo no era como lo había imaginado. En primer lugar, se celebró en la sala de recreo de la Casa Grande, alrededor de una mesa de ping-pong, y uno de los sátiros estaba sirviendo nachos y refrescos. Alguien había sacado a Seymour, la cabeza de leopardo, de la sala de estar y lo había colgado en la pared. De vez en cuando, un líder le arrojaba una galleta para perros.
Eché un vistazo a la sala e intenté acordarme del nombre de todos. Afortunadamente, Leo y Piper estaban sentados junto a mí: era la primera reunión que asistían como líderes. Emily también estaba junto a Piper. Clarisse, la jefa de la cabaña de Ares, tenía las botas puestas encima de la mesa, pero a nadie parecía importarle. Clovis, de la cabaña de Hipnos, estaba roncando en un rincón mientras Butch, de la cabaña de Iris, comprobaba cuántos lápices podía meterle Clovis en los agujeros de la nariz. Travis Stoll, de la cabaña de Hermes, sostenía un encendedor debajo de una pelota de ping-pong para ver si ardía, mientras sus hermanos Connor Stoll y Sam Ward Adams miraban algo ansiosos. Will Solace, de la cabaña de Apolo, se enrollaba y desenrollaba distraídamente una venda alrededor de la muñeca. La líder de la cabaña de Hécate, Lou Ellen No-sé-qué, estaba jugando con Miranda Gardiner, de la cabaña de Deméter, a atraparle la nariz, solo que Lou Ellen había conseguido desacoplar mágicamente la nariz de Miranda, y esta estaba tratando de recuperarla.
Durante la misión de Emily, Sam y Annabeth, dos Cazadoras de Artemisa llamadas Delly y Claire, los habían ayudado a encontrar al hijo de Ares con el que tenían problemas, James Blackwell, y todavía no se habían ido, así que ambas estaban representando a Artemisa en la reunión.
Thalia les había prometido que ese día iría a buscarlas. Esperaba que ella apareciera en cualquier momento, al fin y al cabo, también me lo había prometido a mí, pero no se veía al resto de las cazadoras por ninguna parte. Quirón me dijo que no me preocupara, que Thalia solía despistarse luchando contra monstruos o llevando a cabo misiones para Artemisa, y probablemente no tardaría en llegar. Pero, aún así, me sentía preocupado.
Rachel Dare, el oráculo, estaba sentada junto a Quirón en la cabecera de la mesa. Llevaba puesto su uniforme de la Academia Clarion, lo que resultaba un tanto raro, pero me sonreía.
Annabeth no parecía tan relajada como el resto. Llevaba una armadura sobre la ropa del campamento, con su cuchillo a un lado y su cabello rubio recogido en una cola de caballo. Tan pronto como entré en la habitación, me clavó una mirada expectante, como si estuviera intentando sacarme información en contra de mi voluntad.
— Se abre la sesión — dijo Quirón —. Lou Ellen, devuélvele la nariz a Miranda, por favor. Travis, hazme el favor de apagar esa pelota de ping-pong, y Butch, creo que veinte lápices son demasiados para cualquier orificio nasal humano. Gracias. Como pueden ver, nuestros seis semidioses que estaban que estaban en misiones, han regresado con éxito... Más o menos. La mayoría ya sabe la historia de Annabeth, Sam y Emily, pero dejaremos que la repitan para poner a Jason, Piper y Leo al corriente, y luego ellos nos contarán su historia.
Annabeth habló rápidamente y ahorrándose muchos detalles, como si ya estuviera cansada de contar la historia. Sam y Emily intervinieron algunas veces para dar más detalles, y Claire y Delly solo hicieron un par de comentarios.
Cuando terminaron, todo el mundo clavó la vista en mi. Carraspeé y comencé a relatar la historia. Piper y Leo intervenían de vez en cuando, aportando los detalles que yo iba olvidando.
Solo me llevó unos minutos, pero pareció más tiempo porque todos me estaban mirando. Había un intenso silencio, y sabía que la historia debía sonar bastante disparatada para que tantos semidioses con déficit de atención se quedaran quietos escuchando. Acabé con la visita de Hera que había tenido lugar justo antes de la reunión.
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La otra hija de Poseidón ©
FanfictionSer hijo de los dioses suena divertido, pero no lo es. Es peligroso. Monstruos te persiguen día y noche. Tienes enemigos desde el momento en el que naces, aunque ni siquiera los conozcas en persona. Jenn Collins lo sabe porque lo ha vivido en carne...