Capítulo XVI

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Pov. Jennifer

  Llevábamos tanto en aquel hospital, que llegué al punto en el que perdí la cuenta de cuantos días habíamos estado encerrados ahí exactamente. ¿Dos semanas?, me pregunté un día. Mínimo.

  ¿Lo peor? Tres cosas. La primera: Emily no despertaba, y no me parecía que una herida de cuchillo en la espalda (que ni siquiera estaba cerca de la columna) fuera tan grave para siquiera quedar inconsiente dos días. Algo raro tenía ese cuchillo. Algún veneno... No lo sabía, y por eso me preocupaba mucho más.

  La segunda: Sam. Parecía un maldito zombi. No dormía, no comía. Como mucho si tomaba agua y respiraba. ¿Y por qué todo esto? Porque creía que era su culpa lo que le había pasado a su novia.

Flashback

  - Cuéntame bien que pasó - le dije al hijo de Hermes.

  - Totalmente mi culpa - dijo cuando terminó.

  - ¿Qué? - reí.

  - Es mi culpa.

  - ¿Es un chiste, verdad?

  - ¡Por supuesto que no, Jennifer!

  - No es tu culpa, Sam. Nadie tiene la culpa de que nos ataquen. Somos semidioses. Se puede llegar a decir que es normal.

  - No, no es normal. Y si, la culpa es mía...

Fin del flashback

  Era muy molesto.

  La tercera y última: yo. No me gustan los hospitales. Nunca me gustaron. Y comenzaba a hartarme y desesperarme. Emily no despertaba. Sam y su maldita manía de echarse la culpa me exasperaba. Mi paciencia no duraría para siempre.

  Obviamente algunas veces salía del hospital, pero la mayoría del tiempo estaba ahí encerrada y Annabeth no me dejaba salir. Decía que algún monstruo podía atacarme.

Flashback

  - Vamos, Annie - le supliqué. - Déjame salir.

  - No Jenn. Es peligroso. Y ya te he dicho que no me llames Annie.

  - ¡Por favor! El hospital es muy aburrido.

  - Ya lo sé, yo también me aburro. Pero afuera es muy peligroso.

  - Entonces vamos juntas - volví a insistir.

  - No - dijo dando por terminada la conversación.

Fin del flashback

  Bueno, eso sí. Alguno que otro día salí.

  Y así pasaron los días... lentamente... leyendo una y otra vez los tres libros que había llevado conmigo, hasta que me cansé y me compré uno nuevo (con la plata que había sacado de mi departamento). "Las Ventajas de Ser Invisible", de Stephen Chbosky. Era sencillamente genial y raro al mismo tiempo (algunas partes las leí dos o tres veces antes de entenderlos. ¿Lo mejor? Es uno de los pocos libros que he leído en los que no se muere nadie, y tenía muchas frases buenas. La mejor era algo así: "¿Mi libro preferido? Siempre está cambiando, porque siempre es el último que leí". Digamos que me pasaba lo mismo. 

  Pero también me cansé de leer ese libro (si, leo rápido. Y más cuando no tengo nada que hacer) y fui y me compré una trilogía muy buena. Se llama "Las Crónicas de Kane". La escribió un hombre llamado Rick Riordan. Nunca había oído hablar de él, pero escribe genial. La historia es muy buena, el autor tiene mucha imaginación. ¿Dioses egipcios y descendientes de faraones con poderes mágicos? Di immortales!  Como dije, mucha imaginación. Aunque su historia es parecida a la de los semidioses griegos. Pero no quería ni imaginarme un mundo con dioses griegos, y además egipcios.

La otra hija de Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora