Capítulo XVII

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  Dos días después (que a mí se me hicieron dos meses), luego de hacerle varios estudios para averiguar por qué había tardado tanto en despertar por una "simple"  herida de cuchillo, le dieron el alta a Emily y al fin salimos del maldito hospital.

  - ¿Qué hacemos ahora? - preguntó James apenas salimos del lugar, sacándome las palabras de la boca.

  Automáticamente, todos me miraron.

  - ¿Qué? - pregunté.

  - Tú diriges la misión. Tú decides a donde ir y que hacer - me explicó Annabeth.

  Solo pude pensar algo: no tengo idea de que decir o hacer.

  - Humm... - me puse a pensar en la profecía. Se me ocurrió algo. - ¿Alguien tiene idea sobre que puede ser la Llave de la Muerte?

  Con solo oírme, Sam se puso completamente tenso y la expresión de su rostro, normalmente relajada y con una sonrisa, se puso totalmente seria. Sus ojos expresaban preocupación.

  - ¿Estás bien? - le preguntó Em, apoyando una de sus manos delicadamente en su hombro.

  - No - se limitó a responder. - Pero no puedo hablar, no aquí. Vamos a algún lugar más privado... - Annabeth, Emily y James solo asintieron.

  - Volvamos a tu departamento, Jenn - sugirió Annabeth. - Está destrozado, ¿pero que otro lugar nos queda?

  - Está bien... - sinceramente, no quería regresar a mi departamento. Me dolía ver que lo que una vez llamé hogar se encontraba destrozado.

  Caminamos hasta el departamento, por el camino parando en Starbucks (sí, lo sé. Teníamos un problema de adicción a ese café). En cuanto llegué abrí la puerta, y debo decir que me dolió más de lo que esperaba ver el lugar así... por lo menos las habitaciones quedaron intactas.

  Nos sentamos en los sillones, esperando a que Sam dijera algo.

  - Solo cuéntalo - le dijo su novia abrazándolo.

  - Bien... - dijo buscando las palabras para empezar. - Para empezar, ¿nadie tiene la más mínima idea de lo que es una Llave de la Muerte?

  - Yo sé algo - dijo Annabeth. ¡Qué raro! - Percy, Thalia y Nico tuvieron una pequeña misión relacionada con una Llave de la Muerte una vez. (N/A: para más información leer "El Expediente del Semidiós", de Rick Riordan) - ¿Annabeth acaba de decir Percy? ¿Mi hermano? ¿Y cómo es que yo no sabía nada? Bueno, más tarde le preguntaría. - Creo que son unas llaves capaces de matar a cualquiera. No sé cómo se usan, ¿pero es algo así, cierto?

  - Exacto - respondió Sam. Dicho esto, busco algo en su bolsillo trasero del pantalón. Sacó algo que estaba envuelto en varias capas de papel.

  El hijo de Hermes empezó a deshacerse del papel, con mucho cuidado, hasta que dió con una llave. Técnicamente, era una llave. Una Llave de la Muerte. Era muy grande para ser una llave común.

  - ¿Eso es...? - preguntó Annabeth.

  - Esto es - respondió Sam.

  - ¿Y cómo la encontraste? - preguntó James.

  Sam soltó un suspiro antes de empezar a hablar. Contó lo que había pasado, y debo decir que era una historia muy triste. Es decir, yo tampoco tengo a mi madre, pero yo no la vi morir ante mis ojos. 

  - Sam... - dije. - Yo... lo siento. - El chico parecía estar al borde de las lágrimas, pero no se puso a llorar, como se perfectamente que hubiera hecho yo.

La otra hija de Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora