Cap. Agregado II

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N/A: Hola! Esta vez no me tardé un mes :D Espero que les guste este cap. Gracias a mariaelenajackson por inspirarme a escribirlo.
Ave, demigods!
Claru.

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Pov. Emily

El vuelo comenzó de lo más normal, hasta que, cuando estábamos a punto de llegar a Denver, las cosas se tornaron un tanto extrañas.

¿Creías que un monstruo nos había atacado?

Créeme. Hubiera preferido pelear con Quimera de nuevo antes que eso que nos sucedió.

- Atención, pasajeros, les habla su capitán. En una hora y media llegaremos a nuestro destino Denver, Colorado.

Annabeth estaba durmiendo en su asiento junto a la ventanilla. Sam y yo veíamos la película "Insurgente", mientras yo trataba de no babear cada vez que Theo James aparecía en la pantalla.

Todavía no lograba entender como es que alguien de treinta años podía ser tan lindo como él.

En eso, una azafata se acercó a nuestra fila.

- Hola chicos - dijo, como si nos conociera de toda la vida, con una deslumbrante sonrisa en su rostro.

Sam parecía tan confundido como yo.

- ¿Nos conocemos? - preguntó el rubio.

- Oh, Sam - rió. - ¿Enserio no me reconoces? Apuesto a que tu sí, Emily, cariño.

Por el tono de su voz y su forma de hablar, la reconocí casi de inmediato.

Comencé a sentirme mareada.

¿Por qué a mí?

- ¿Mamá? - susurré.

- ¡Esa soy yo! - chilló. - ¡Apuesto a que no se lo esperaban!

- En lo absoluto - mascullé por lo bajo.

- Bueno, despierten a su amiga - dijo señalando a Annabeth. - Tenemos que hablar. Los espero en la parte de los asientos de primera clase. Están por allí - siguió señalando la puerta que había al comienzo del pasillo.

- Bien - dije.

Afrodita se dio vuelta y se alejó de nosotros caminando elegantemente.

- Dioses - grité en un susurro.

- No te enojes - me dijo Sam.

- ¿Cómo quieres que no me enoje? ¿No podía simplemente dejarnos tranquilos? Puedo asegurarte que no nos dirá muchas cosas importantes. Es sólo que le gusta molestar. Es igual a Drew, pero con poderes e inmortal.

- Bueno, pero aún así es tu madre - me dijo. - Y debes hacer lo que te pida, porque no creo que quieras hacer enojar a una diosa.

- Odio cuando tienes razón.

- ¿Entonces me odias siempre? - sonrió.

- En todo caso, no te odio nunca.

- Que mala eres - rió.

- Pero así me quieres.

- Tienes razón - dijo para luego darme un beso.

Cuando me separé de él, vi a mi madre espiándonos desde la puerta al comienzo del pasillo.

Pude sentir como mis mejillas se tornaban rojas.

"¡Son tan tiernos!" dijo mi madre en mi cabeza. "Pero enserio necesito decirles algo. Luego siguen con su sesión de besos"

La otra hija de Poseidón © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora