19.

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NARRADOR

Samuel Garrido, era un doctor con cincuenta años de experiencia en la área de maternidad en el hospital Cooper. En todos esos años ha vivido muchas situaciones como felices, tristes y horribles. A pesar de todo hace lo posible por sus pacientes...

Tenía cuarenta y siete años cuando vio morir a la esposa de su hijo en el parto de gemelos una tarde de noviembre, fue tal el impacto que sufrió que juró solemnemente no ver a otra mujer muriendo con su pequeña criatura. Al ver entrar a esa paciente baja, inconsciente y pálida como la porcelana y sobre todo perdiendo sangre el cruel recuerdo visitó su mente una vez más.

- ¿Qué presenta la paciente?

El doctor corría a la camilla en la que era puesta la joven mamá, fue tanta su preocupación que olvido que su turno había acabado.

- Pierde mucha sangre, creemos que sea un posible aborto.

Un enfermero le responde con el mismo miedo que él, ambos corren con la camilla a la sala de emergencia.

- Necesito que le hagan exámenes -Decía el doctor seguro de que algo andaba mal con el bebé- ¿Quién maneja su control de embarazo?

- Creemos que es Esquivel.

- ¡Carmen! -Llamaba a la enfermera que habian dejado atrás-, ¡Traeme el expediente de esta joven con Esquivel!

Llegan a la sala de emergencia y la joven paciente es acreedora de oxígeno, suero vía intravenosa y otras medicinas para frenar el inminente aborto espontáneo y lograr calmarla. Pero no es posible el doctor Garrido dejaba ver su estrés y desespero a flor de piel, ese bebé no podía morir y menos la madre.

Horas más tarde la doctora Hanna Esquivel cruzaba las puertas de la sala de emergencia en busca de su adorada paciente.

- Garrido, ¿Cómo vas?

- Horas de pánico pero he logrado frenar un poco el aborto, pero temo que entre en coma la muchacha aún esta delicada. -El doctor hablaba cansado pero no vencido- Cuéntame de ella, tengo curiosidad.

- Su nombre es Ana Fernanda Santini. -La doctora sonrió al recordar a la pobre muchacha esa mañana para su inseminación-, es una chica que dio su vientre a una pareja que no puede tener hijos y los cuales son amigos de ella.

- ¿No es su hijo verdaderamente?

- No, pero te seguiré contando.

El doctor Garrido se sorprendió con la historia de la joven, se alegro por su responsabilidad con esa pequeña vida que no era de su sangre, entristecido por la magnitud del engaño y enfureció por el cinismo de tales personajes.

¿Cómo existen personas así?

Habían tantas preguntas sin respuestas en la cabeza del doctor, pero una ya había sido respondida: Investigar el expediente médico de los padres de la criatura. Él tenía la certeza que la Hemofilia acecha la vida del bebé y un aborto tan pesado para el cuerpo de la joven dejarían secuelas si él no actuaba a tiempo.

La joven había entrado al hospital pasadas las siete de la noche y para cuando el doctor razonó sobre la hora que era vio que era la una y media de la tarde del día de su descanso.

- Fisher, iré a decirle a los familiares como esta.

- Claro, yo cuidaré de la chica.

La enfermera se queda sola en aquella habitación donde el único sonido que hay es el de las máquinas. El doctor decide ir a la sala de espera, pero pasa por un ventanal de la recepción observando a las personas que se encontraban allí. La ansiedad le carcomia dentro y decidió entrar a dicha sala.

Vientre en Alquiler #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora