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Maratón 1/3

CARLOS CAMERON

Subo sin esperar respuesta de nadie, no veo a nadie, no quiero tampoco ver a nadie de lo que queda esta noche.

— Carlos, abre la puerta por favor.

Fernanda ha estado desde hace diez minutos tocando y hablando, no puedo verla ya. Ella como dijo Carolin se ofreció, ella misma se puso la soga al cuello sin siquiera pensar en que nos haría sentir, principalmente a mí.

¿Cómo puedo decir eso?

¿Por qué pensaría en mí?

— No quiero hablar, no tengo ánimos.

Ella suspiró y supe el momento en que abandono el frente de mi puerta. Quería decirle que la amaba, que soñaba con que me aceptará.

Pero no, lo que quería era gritar y llorar por lo imbécil que soy. Me deje caer sobre mi cama sin cambiarme ni nada y allí me quede viendo el cielo del cuarto.

DOS MESES DESPUÉS

FERNANDA SANTINI

Llevo dos meses de embarazo exactos, mamá se lo tomo bien al final de cuentas y estaba feliz, porque para ella ese era el gran favor para desprenderme de Javier. No quise decirle que lo hice por ella y por Lourdes para quedar a mano como dijo Josh.

Todos en la empresa se enteraron de lo sucedido y para mi sorpresa me trataban mejor, hasta el viejo conserje que me trapeaba los pies ahora me saluda y me ayuda a pasar las áreas mojadas para evitar resbalones. Pero Carlos no me ha dirigido la palabra desde esa cena, cuando voy a su casa a visitar a Lourdes y Lauren simplemente me evade, se sube a su habitación sin verme ni hablarme. No me esfuerzo ya en seguirlo y detenerlo porque se que no me escucharia mi versión.

El celular suena y es mamá quien me llama.

— Hola mamá.

— Hola hija, quería saber que quieres cenar.

— Me apetece una sopa mamá.

— Hija, te noto decaída.— mamá suspira— Es por él ¿Verdad?

No soporto más y comienzo a llorar, ya no puedo ocultar nada. Aquel fiel amor a Javier se esfumó como me lo propuse pero era Carlos el que me ayudó a superarlo, era a él al que necesitaba ahora.

— Iré a traerte hoy, asi no te vienes sola.

Mamá lloraba, no la estaba viendo pero su voz la delataba.

— De acuerdo mamá.

Al terminar de trabajar mi mamá ya me esperaba, fuimos al centro comercial. Caminamos y vimos ropa de embarazada. También pasamos al super mercado para hacer despensa, aún así me sentia deprimida.

¿Cómo es eso no? ¿Cómo una persona puede hacerte feliz y miserable a la vez?

— Buenas noches hija, descansa y deja de pensar.

— Gracias mamá.

(...)

Como si nada junte cuatro meses ya se notaba la pancita, y por más que sabía que no era mío yo también me alegraba de verlo crecer. Pero los vómitos no me daban tregua.

LAUREN CAMERON

Carlos, ¿Puedo pasar?

— ¿Qué quieres?

— Oye, que andes como ogro no quiere decir que contestes mal siempre. — cielos es un pesado.— Abre la maldita puerta.

Mi primo abre la puerta de su habitación, esta complemente desordenada. Sé el porque esta así, tiene nombre y apellido. Cierto y cuatro meses de embarazo.

Vientre en Alquiler #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora