35.

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CARLOS CAMERON

Javier sonreía de forma malévola frente a nosotros y caminaba mal.

¿Cómo pudo escapar?

— Quiero ver a mi hijo, Carolin.

Carolin sostenía a su bebé y estaba atrás de todas y del doctor.

— Javier Cameron, póngase boca a bajo en el suelo. — López gritaba apuntando hacia mi hermano— haga lo que se le solicita, ¡Ahora!

Mi hermano no lo hacia y más bien sonreía, y a mi mente llegó  su plan: Fernanda.

Me dirigí a la puerta de entrada.

— ¿Adónde vas hermanito?

— Javier, deja ese juego por el amor a Dios. — Entre en pánico— no lastimes a más gente.

Me miraba serio, sin sentimientos y frívolo.

— Quiero ver a mi hijo.

Miraba a todos buscando a Carolin, pero al no encontrar su ubicación gritó.

— ¡QUIERO A MI HIJO AHORA!

Y al no tener respuesta saco de su bolsillo una especie de control.

— sí no me das a mi hijo, todos se mueren. —Miraba al doctor Garrido—, ¿Quién quiere morir hoy?

No obtuvo respuesta alguna.

— ¿Quién eres? —preguntaba mi madre minutos después—, ¿Te eduque mal? ¿Me matarias a mi también?

Javier siempre bajaba la guardia al ver a mi madre.

— No es contra ti, mi padre siempre dice que eres ingenua y yo también lo creo. Nadie me dio un buen lugar incluso odie ser el simple asistente de Carolin, odie que me vean la cara de idiota.

Y con furia presionó el botón morado de ese control.

Todo estaba negro, muchas personas gritaban y otras corrian tapándose del humo.

FERNANDA SANTINI

Se escuchó una explosión cerca de donde estaba, muchas mujeres más estaban asustadas y enfermeras nos ayudaban a salir decían que era un ataque terrorista y pense en lo que habia dicho López y me asuste.

¿Javier había hecho de verdad esto?

Pero al tratar de salir más personas corrían y perdí a la enfermera que me llevaba. Caí en una sala por lo poco que veo, no puedo levantarme hace una horas tuve un bebé y el humo entra fuerte en la nariz y a como puedo me arrastro.

— ¡Auxilio!

En segundos llega a mi una ola de calor y es el fuego que se propaga entre las paredes.

— ¡Ayudenme! ¡No puedo pararme! —gritaba llorando—, ¡Auxilio!

Trataba de pararme pero me fallaban mis piernas y me dolía la parte baja del vientre. Caí una vez más.

— ¡Eres una inútil Fernanda! —Me gritaba a mi misma—, ¡Ayudenme!

Ya no había nadie en ese sector.

— Ven, dejame llevarte. —decía una voz—, ya saldremos.

Todo se volvía oscuro...

NARRADOR

Todos los agentes se movilizaron para sacar a todas en el área de maternidad, otros tenían a Javier Cameron en un auto vigilado.

— ¡Dejenme entrar!

Carlos era detenido por más agentes en las afueras, Lourdes era atendida ya que tenia un golpe en la cabeza.

— ¿Qué ustedes no podian revisar el area? —le pregunto Celia enojada al agente López— ¿Cómo escapó?

— Sí, si revisamos el área y eso estoy tratando de averiguar.

Erin estaba inconsciente por una intoxicación con el humo y Carolin miraba como el doctor Garrido atendía a su bebé, todos estaban completos pero faltaba personal médico y Fernanda.

— Si se muere te prometo que voy a matarte, basura—. Gritaba Carlos dirigido a Javier— ¡Sueltenme voy a golpear su asqueroso rostro!

Erin despertaba al escuchar gritos y se levanto.

— ¿Qué ha pasado? —le preguntaba a una enfermera—, ¿Podrías decirme?

— Claro, alguien altero las lavadoras de limpieza y esterilización y estallaron, dicen que falta personal y chicas que dieron a luz.

Erin se dirigió a Carlos que volvía de nuevo a luchar para dejarlo entrar entre los escombros para buscar a Fernanda, los bomberos aún no llegaban y el area de maternidad era el único lado donde estaba en llamas de todo el hospital.

—¿Mi hija sigue adentro?

Él la vio con lágrimas y asintió, Erin lloraba. Celia y Lourdes la abrazaban, los bomberos llegaron al cabo de unos minutos más y debían apagar el fuego antes de entrar.

Un bombero, Charles Rizz, vio con desesperación no solo a un chico queriendo entrar si no a más mujeres asustadas por algún familiar allí metido.

— ¡Rizz! —le gritó otro bombero pero el ya se había metido entre los escombros—, de nuevo arriesgando el pellejo antes de tiempo.

El bombero entraba empujando piedras y madera con fuego aún, no sabía donde ir así que grito.

— ¿Hay alguien aquí?

No recibió respuesta y camino aún más.

— ¿Hay alguien con vida?

Y del único sonido que eran las brasas se escucharon gritos.

— ¡Aquí! ¡Ayúdanos!

Una puerta estaba atorada por los escombros y no dudo en quitarlos.

— ¡Tranquilos vine a sacarlos!

— Rápido el humo ha desmayado ya a varias mujeres.

Aproximadamente diez minutos paso Rizz quitando escondros y al abrir vio a varios doctores con bebés en sus incubadoras, hombres de limpieza cargando niños pequeños y mujeres.

— Vengan por aquí.

Todos corrieron, Rizz ayudó también a uno de limpieza que cargaba un niño y a una mujer.

— Por favor, por favor, por favor...

Erin repetía constantemente pidiendo entrar pero ya no tenía fuerzas. Carlos y las demás la abrazaban llorando dando por hecho que ya no había nada que hacer.

— ¡Miren Rizz trae personas! —gritaba otro bombero corriendo con los demás al encuentro—, ¡Vamos!

Los demás se pararon al ver la escena, Erin vio que entre los escombros salía un doctor cargando a su hija.

Harold Nicolás Harris salía lastimado y lleno de tierra pero con su hija en brazos...

Vientre en Alquiler #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora