Vientre en Alquiler #1

24.

Maraton 2/?

CARLOS CAMERON

Me siento tan cansado desde hace meses, no me he cortado el cabello porque no he tenido tiempo ni siquiera de dormir bien. Pensé que dormiria bien en la noche pero Fernanda tuvo sueños extraños y luego preguntaba por el bufete que literalmente no dormí nada.

Mi bufete esta en la mierda.

Eso me repetía todos esos días en la sala de espera del hospital, Carolin se ofreció ayudarme lo cual agradecí pero algo me decía que lo hacía con otra intención.

— Buen día, joven Cameron.

— Buenos días, Clara.

Todos me ven con asombró.

— Si, tengo cabello largo y ojeras profundas. ¿Algo más?

Sonrió dirigiéndome a mis trabajadores los cuales rien, algunos me preguntan que pasará con su trabajo.

— Estamos heridos pero no de muerte —Todos son aliviados—, así que nadie parará en la calle sin trabajo sin haber luchado.

Me sentí el presidente del país siendo aplaudido por todas y todos, hablaba en serio no voy a ver mi bufete caer si no doy guerra.

— Hola, Carlos.

— Carolin, buen dia. —Hablaba más animado— ¿Está tu oficina bien?

— Muy bien, gracias.

Seguíamos hablando pero noté cambios en ella, como sus ojos hinchados, ya no se maquillaba en exceso, no sonreía, no mostraba felicidad alguna, ¿Qué le hizo Javier?

— ¿Fernanda esta bien?

— Esta bien, sueña algunas cosas malas espero que sea solo esta noche.

— ¿Duermes con ella?

Su pregunta fue sarcástica y no me gusto para nada.

— Sí, dormir.

— ¿Seguro?

— ¿A qué te refieres?

— Novios y duermen juntos.

Creo que Carolin se imagina cosas algo muy fuera de margen a lo que de verdad pasan.

— Novios y dormimos. —Como puede ella sacarme de mi confort— No como otros que no dormian.

Carolin se puso de todos colores, no me metía en sus asuntos y no lo hago ahora así que no me gusta que pongan en interrogantes mi vida privada.

— ¡SUCIO!

— ¡COMO QUE SUCIO! ¡EL CUARTO DE JAVIER ESTA A LA PAR MIA!

— ¿Se escuchaba?

— una palabra y una pregunta... Asco, ¿Por qué hablamos de eso?

— Porque escuchas cosas que no son tuyas.

— ¿Qué diablos? Yo no escucho porque quisiera. —Me levante de mi silla para tomar un trago—, Mejor ve a trabajar ya no estoy de humor.

— No quise enojarte.

No respondí.

¡Que conversación tan rara! ¡Dios!

— Carlos...

— Adiós, Carolin.

Le hable de espaldas, no vi su expresión pero feliz no era. Necesito volver a tener clientes para lo que tengo planeado hacer...

— Jefe, hay un cliente que requiere información...

— Excelente, Pásalo.

Por favor, Dios, ayúdame.

FERNANDA SANTINI

— De acuerdo, primero ya que vives aquí dime todo lo que sepas.

Lauren dejaba dos tazas de cafe en la mesa de la sala.

— Desde que Carlos escogió leyes a mi tío no le gusto y al menos yo noté que a Javier lo llenaba de lujos porque escogió la profesión de él. —Lauren hacia memoria— También recuerdo que a Carlos y a mi nos hacía a un lado por Javier, tío Josh peleaba con Carlos porque él no quiso casarse con Celia.

— ¿Crees qué sea preferencia?

— Pueda ser, ¿Pero si es eso porque también mi tía esta en la calle prácticamente?

— Esa es la duda...

— ¿Crees que aún tengan esos documentos en el despacho?

— No tengo idea.

Seguimos haciendo hipótesis durante una hora y media y teníamos varias interrogantes, habían muchos cabos sueltos. Lauren me dijo todo lo que sabia de esa familia.

— Oye, ¿Carlos no puede sacar otro documento igual?

— No, debe justificar el porque del cambio mostrando el original.

— ¡Tengo una idea!

— Dime...

— Entramos al despacho a buscar los documentos, ya que ese día vimos el original y el nuevo —escuchaba atentamente a la ya casi adulta—. Pues rompemos el nuevo y el original de Carlos lo agarramos nosotras.

Según con el plan nadie llegaría tan rápido a la casa y tendríamos muchas horas a nuestra disposición. Lauren me cuida más por lo que paso que dar pasito por pasito me hace verme como una inútil, pero la salud es primero.

— ¿Lo encontraste?

— Negativo.

Hemos pasado exactamente dos horas buscando los documentos porque ya no estan en el lugar que sabiamos, ¿Dónde estaran esos papeles?

—  Busca bien.

— Eso hago. —se quejaba Lauren— Tio Josh es un viejo lobo.

La manija de la puerta del despacho de Josh se movía y alguien ingresaba, con todo regalo y Lauren y yo con muchos papeles éramos encontradas.

Estábamos perdidas...

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