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NARRADOR

Todo pasaba en cámara lenta, todo era irreal... falso.

Carlos miraba a Fernanda descansar en una habitación de un sanatorio privado. Toda la sección de maternidad del hospital Cooper fue trasladada a ese centro, ella era como una estrella dificil de alcanzar para él, ella era su musa, ella era su mundo.

Erin y Lourdes estaban en la comisaría a la que fue trasladada Lauren y Josh Cameron, Carolin estaba frente a la sección de cuidados viendo a su pequeño bebé.

— Estan a salvo. —Escucho al agente López—, ella estará bien.

Y claro que lo iba a estar porque él ya estaba con ella, nada le iba a pasar a su amada si no pasaban sobre su cadáver primero, pero algo le dolía en el pecho.

Javier, su hermano.

Él no tendria ni una pizca de clemencia en la corte nacional, él seria juzgado y encarcelado pero algo le decia a él que una cadena perpetua estaba esperando a su hermano. Estaba mil veces mejor eso a una inyección letal.

Me hace falta el aire.

Por su mente pasaba las palabras de Fernanda siendo atendida luego que su padre la rescatara de los escombros.

Me duele mucho el cuerpo.

— Comprendo, querida, ya pronto mejorará.

Una enfermera anciana le mantenía la mascara de oxígeno mientras esperaba a la ambulancia destinada para ella.

Carlos miraba a la nada, pensando en que momento su hermano se desvió.

¿En verdad él tenia culpa?

¿Tanto rencor le había metido al corazón su padre?

La ira lo consumió y él no podia hacer nada por él. Tenía que pagar por sus acciones aun que eso le costará no ver crecer a su hijo.

En ese momento una mano delicada tocó su mano, él se sorprendió debido a que no prestaba atención.

Fernanda lo miraba consternada.

CARLOS CAMERON

— Hola pequeña. —Me acercaba para besar su frente— ¿Estás mejor?

— Sí, bueno solo siento dolor abdominal.

— Es normal, pronto nos iremos a casa. —Le envíe a la vecina a toby para que no muriera de hambre, después de todo el canino no estaría mucho en mi casa luego del enfrentamiento— No te preocupes por toby.

Ella sonrió.

Habia adivinado que iba a preguntar.

— ¿A mi casa?

— Sí, ¿No quieres?

— ¿Tú te quedaras?

No podía quedarme con ella porque debia ubicar a mi madre y a mi prima.

— Ya lo veremos.

Ya se acercaba el momento en el cual pedirle matrimonio era importante para mí

— ¿Y el bebé?

— Esta en cuidados junto con los demás.

Ella asintió levemente.

— ¿Carlos?

— Hmmm.

— Te amo.

Ella se estaba quedando dormida de nuevo, sonreí y  bese sus labios.

—Yo siempre te he amado.

Con ella dormida me senté en un sillón con un libro de leyes que encontré, ciertamente mi bufete estaba tan saturado en clientes que no se como sucedió.

(…)

Han pasado dos meses de ese suceso, el hospital ha sido reconstruido y Carolin llamó al bebé Sebastián, estábamos en mi departamento celebrando el cumpleaños de Lauren.

El juez declaro absolutamente culpable a mi padre, mi hermano y a Paul y fueron castigados con veinticinco años de cárcel.

Mamá no durmió durante una semana después del veredicto final, todas las noches la escuchaba llorar y le rogaba a Dios que la despertará de ese mal sueño, pero esto era la cruda realidad. Pero a Javier aún estaba pendiente del juicio por explotar un hospital.

Y mi Fernanda...

Ella no pudo quedarse conmigo en mi departamento, y diariamente la pasaba a dejar y traer del trabajo. Vuelve a ser independiente como lo era antes y eso me causa un vacío ya que no es tímida como lo fue embarazada.

Aún esta gordita a causa del embarazo, pero es hermosa.

— ¡FELIZ CUMPLEAÑOS LAUREN!

Todas le cantaban alegremente, incluyendo sorpresivamente a Celia que se había vuelto cerca y además salía con el agente López.

— ¡Pide un deseo! —gritaba Fernanda—, ¡Vamos mujer!

— Que sea un novio descente —decía mi madre.

— ¡Tía! —se quejaba mi prima—, no comiences.

Todos reímos porque todos deseábamos internamente que por fin Lauren tenga un buen novio.

Lauren sopló las velas y todas aplaudían.

— ¡BRAVO!

Luego de la merienda cargaba a Sebastián, era tan blanquito y sus ojos cafés eran hermosos, algún día llegaré a cargar a uno de mis hijos.

— Que bien te miras con un bebé, Carlos. —Insinuaba Lauren y todas rieron—, ¿Lo niegas Fernanda?

Ella explotó en colores a tal mención.

— Carolin, toma a Sebastián— le tendía al bebé—, tengo algo que decir.

Erin me vio con una gran sonrisa.

— Como sabrán, Fernanda, es mi novia y me costo una vida conquistarla —me acerqué a ella mientras todas sonreían.— Ella siempre me gusto, era una niña única e infantil. Es una excelente mujer con unos valores increibles, es una mina de oro.

Mi madre me miraba muy atenta.

— No podría decirte todo lo que siento por ti, pero si pudieras verte a través de mi sabrías todo lo que guardo aquí —puse una mano de ella en mi corazón—. No sería capas de dejarte ir de mi vida, eres el motor de mi interior, eres mi sol y luna.

Ella ya estaba llorando junto con las demás, solté su mano y busque entre mi saco la cajita transparente.

— Carlos...

Ella no pudo terminar lo que iba a decir porque vio la caja y me puse de rodilla al suelo, todas gritaron sorprendidas y ella llevo sus manos a la boca.

— Fernanda Santini, ¿Quieres ser mi esposa?

Vientre en Alquiler #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora