Kat
—Mierda— dije mientras intentaba levantarme del sofá y abría los ojos. Nunca más iba a tomar alcohol, este dolor de cabeza no valía la pena. Lexie y Brooke estaban sentadas en el sillón de alado, viendo algo en la computadora.
—Si querida, eso es lo qué pasa cuando tomas hasta explotar.— me dijo Lexie muy fuerte para lo que mis odios podían soportar. Me rebotaba la cabeza. ¿Porque había dormido en el sillón en vez de en mi cuarto? Todo estaba muy confuso en el interior de mi cabeza.
—Cálla.— me dirigí al baño, me mojé la cara y volví a la sala arrastrando los pies.
—¿Te sientes mejor?— me preguntó Brooke. Las dos estaban vestidas de entre casa, con remeras simples y pantalones holgados.
—¿Porqué soy la única que siente como le martillean la cabeza?
—Capaz porque tomaste el doble que nosotras y bailaste hasta que cerró la discoteca.—me dijo Brooke sarcásticamente. Sonrió ante el recuerdo de algo, y luego de un momento, los recuerdos de ayer a la noche me llegaron a mí.
Había bailado con las chicas en la pista de baile, y cuando eso no había sido suficiente, me había subido a la barra con ayuda de un cantinero, y seguí bailando arriba mientras que Lexie y Brooke me miraban con diversión en sus rostros. Tenía miles de miradas encima, especialmente del otro sexo. Oh dios, qué vergüenza.
—No pongas esa cara— dijo Lexie riéndose— Nos diste un espectáculo a todos.—y me guiñó un ojo.
Me acosté bruscamente en la cama, y me arrepentí instantáneamente. Mierda como me dolía la cabeza.
—En fin, vayamos a almorzar algo. Te va a hacer bien— dijo Brooke levantándose y alisándose la remera.
Salimos las tres de la habitación y Brooke me retrasó a propósito por unos segundos.
—Kat... se que yo te dije que vayas a la fiesta, pero tómatelo con calma, ¿de acuerdo? —me miró con un deje de preocupación en sus ojos.
Asentí, sin ganas de decir mucho mas y entendiendo a lo que se refería. La seguí a Lexie para dar por cerrado el tema y la escuché a Brooke seguirme por detrás.
•••
Después de una hora, estábamos las tres sentadas en la cafetería comiendo. Esta, al igual que toda la universidad, era enorme. Habían mesas por todos lados para los estudiantes y profesores, y del otro lado habían varias mujeres detrás de la barra de alimentos sirviendo a aquellos que pasaban con sus bandejas. La comida no era excepcionalmente rica, pero era lo que había. Estaba por darle otro bocado a mi ensalada, cuando algo me tomó totalmente por sorpresa.
—Mierda Kat, mira quién está ahí— me dijo haciéndome una seña para que me de vuelta.
Tomas Wallas estaba en la mesa de atrás hablando con otro chico. Lo recordaba tal como estaba; su pelo negro hecho un remolino, esos ojos celestes que siempre me gustaron y la típica campera azul que llevaba a todos lados. No podía creer como se me había olvidado que el estudiaba aquí.
—No lo puedo creer—dije rápidamente dándome vuelta para así evitar contacto visual con él.—Me había olvidado que él está en segundo año.
Derrepente me había puesto completamente nerviosa.
—¿Es guapísimo, quien es? —preguntó Lexie en un susurro.
—Iba con nosotras al colegio, estábamos en la misma clase y Kat estaba hasta la cabeza por él.—contestó Brooke por mi riéndose.

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Profundo
RomanceTan solo hace falta un momento, un minuto, un segundo. En ese instante tu vida puede cambiar. Todo lo que crees que conoces de pronto cambia y tu vida da un giro de 180 grados. En un intento de escapar de los demonios que me perseguían durante las...