Parte 9

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Kat

La semana había transcurrido sin ningún problema. Las horas de clase habían sido todas aburridas y, cómo recompensa, por las noches nos sentábamos con Lexie y Brooke a ver películas. Lexie por suerte ya lo había superado del todo a Rick y volvía a ser la atrevida y sarcástica de siempre. Brooke, por el otro lado, cada día estaba más pillada por Tristan, y se encontraban casi todos los días después de clases.

El viernes se estaba acercando y yo todavía no sabía qué hacer con respecto a Tom. Es decir, sabía que en su momento le había dicho que si, pero pensé seriamente en fingir que estaba enferma y quedarme en casa. De hecho, estaba casi segura de que eso es lo que iba a hacer. Ese fue mi plan hasta que alguien tocó la puerta de nuestra habitación. Yo era la única en casa, ya que Lex y Brooke habían ido de compras.

Abrí la puerta y un enorme ramo de rosas envueltos en un papel lila fue lo primero que vi, y después divisé al pequeño hombre que se escondía detrás de ellas.

— ¿Katherine Evans? — me preguntó haciéndose ver por un espacio entre una rosa y la otra.

— ¿Si? — dije medió dudosa. ¿Eso era para mí?

— Esto es para usted, firme aquí. — me dijo pasándome una hoja por debajo de las rosas.

Lo firmé medio aturdida, sin ni siquiera saber de quién era esto, y las agarré cuidadosamente cuando el señor me las entregó.

Cerré la puerta con mi pie, ya que me era imposible con las manos, y las apoyé en la mesada negra de la cocina, que contrastaba perfecto con las flores rosas. Demasiado rosa para mi gusto, pero el gesto era lo que importaba. Arriba del ramo había una tarjeta.

"Nos vemos mañana por la noche."

Mierda, ahora no podía no ir.

La puerta se volvió a abrir, y esta vez Lex entró seguida de Brooke con una sonrisa dibujada en la cara y miles de bolsas de compras colgadas en sus brazos. Se acercó hacia mi, dejo todas las bolsas en el piso excepto una, que la apoyo sobre la mesada alado de las rosas, sonriéndome satisfecha.

•••

— ¿Estás lista? — Me dijo Brooke desde el otro lado de mi habitación — ¡Ya son casi las ocho! 

— Ya voy, madre mía. — B parecía estar más emocionada que yo, bueno, en realidad eso no era muy difícil, cada minuto que pasaba me arrepentía todavía más de haber dicho que sí.

Brooke abrió la puerta y entró sin importarle el hecho de que estaba en ropa interior.

— ¡¿No estás cambiada?! —me dijo mirándome con los ojos como platos. — ¿Tú estás loca? 

— Cálmate, sólo me falta cambiarme. — le dije tratando de calmarla. Agarré el conjunto que  me había comprado Lexie que estaba sobre la silla y me lo puse con ayuda de Brooke, para que me cierre la blusa por la espalda. La ropa era lindísima pero simple, justo como me gustaba a mí. Una blusa blanca de tirantes con el escote bajo, y un short negro de tiro alto con unos cuadros dibujados de color mostaza que hacia resaltar todas mis curvas. 

— Realmente no entiendo porque no estás mas ilusionada, Kat. Entiendo que ya pasas de estas cosas, pero es Tom del que estamos hablando. —me dijo ella a mis espaldas mientras me ayudaba con la blusa.

— Ya lo sé, es sólo que ahora veo a Tom por lo que es, un simple chico. — le dije dándome la vuelta.

Brooke negó con la cabeza, y su largo pelo que estaba recogido se movió junto con ella. Estaba por decirme algo más, cuando alguien, Tom seguro, tocó la puerta.

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