Parte 37

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Capítulo especial

James

—¿Hola?—grité luego de cerrar la puerta detrás de mi.

Me quedé unos segundos parado en la entrada esperando una respuesta, pero la residencia estaba en silencio.

—¡Blake!—probé mi suerte una vez mas.

Luego de recibir el llamado de William, di media vuelta y volví hacia nuestra residencia. Iba de camino a verla a Lexie, teníamos planes para almorzar juntos pero al hablar con Blake se me había helado la sangre. Que Kade y Kat hubieran estado teniendo contacto todo este tiempo no suponía mas que problemas y necesitaba hablar en persona con William. Pero al parecer el ya no estaba.

Claro, que idiota pensé para mis adentros. Hoy era el casamiento de su madre, por supuesto que no estaría mas aquí.

Me dejé caer en el sillón del living y solté un suspiro mientras que me acomodaba y ponía los pies sobre la mesada.

Cerré los ojos y me di cuenta lo cansado que estaba. Aunque tenía sentido ya que ayer por la noche había dormido solamente cuatro horas. Me había quedado charlando con Lexie por teléfono y no me había dado cuenta la hora que era hasta que ella se quedó dormida en medio de una oración. Y no era la primera vez que lo hacia, el otro día habíamos ido al cine y se quedó dormida en la mitad de la pelicular. No sabía si era porque vivía cansada o porque yo y la película la aburríamos tremendamente, pero me resultaba encantadora. Lexie no hacia mas que entusiasmarme más todos los días.

El sonido del crujido de la puerta me sacó de mis pensamientos y abrí los ojos, pensando que quizás Will había vuelto.

Pero en su lugar me encontré con Heath, que no solo había abierto la puerta si no que la había derrumbado con su pierna. ¿Hacia falta? No estaba con la llave puesta. Ahora la tendría que arreglar yo ya que todos los demás que vivían con migo eran unos holgazanes.

Aunque a decir verdad eso no me tendría que haber estado preocupando, pero si el hecho de que en ese mismo instante Kade, Ronnie y Heath estaban entrando a mi casa. Apoyé los pies en el piso y me puse en estado alerta.

—¡Buenos días James!—me saludó Kade de buen humor.

Que todos hayan venido hasta aquí no era una buena señal. Opción uno: me habían estado esperando. Opción dos: lo estaban esperando a Will. Ninguna de las dos me reconfortaba.

—Kade—le dije en respuesta.

Él se acercó hasta mi, mientras que Ronnie deambulaba hasta la cocina.

—Tienen un precioso hogar—exclamó el flacucho al volver mientras que mordía una manzana.

Ronnie parecía que no se bañaba hace días, su ropa estaba toda sucia como si acabara de remolcarse en el barro como el cerdo que era, y pude ver la suciedad marrón de sus uñas. Hasta incluso podía jurar que había impregnado el ambiente con olor a mierda. Por la forma en la que sus ojos brillaban sabía que estaba drogado.

—¿Que puedo hacer por ustedes?—dije ignorándolo e intentando de conservar la calma.

—Muchachos—ordenó Kade mientras que estiraba ambos brazos a sus costados, en forma de señal.

Ante esa palabra Ronald tiró la manzana hacia un costado y tanto él como Heath se abalanzaron hacia mi dirección. Al llegar hasta mi, Ronald me tomó por los brazos, inmovilizándome desde mi asiento y Heath se arremangó las mangas de su chaqueta negra.

Yo en mi lugar no me moví, sabía que era en vano. Ellos eran tres y yo uno, era una cuestión de simples matemáticas. Ademas, ya había estado en el pasado en una posición similar al intentar de sacarlo a Blake del agarre de estos imbéciles. Y había aprendido que lo mejor era tomarlo con calma y a aguantar hasta que Kade se sacara las ganas de jugar a quien era el macho alfa.

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