Kat
Maldije para mis adentros mientras que intentaba que subiera el cierre del vestido, pero no había manera; estaba totalmente atascado.
Me acerqué a las apuradas al espejo para ver que era lo que lo estaba atorando pero no podía ver nada. Maldije una vez mas y miré a mi alrededor en busca de algo que me ayudara a destrabárlo.
Mi cuarto estaba hecho un desastre; todo mi maquillaje estaba esparcido a lo largo del piso; brochas, sombras, pintalabios. Cada vez que quería ir al baño tenía que pisar los pocos lugares que quedaban libres. Había arrojado todo ahí ya que mi pequeño escritorio estaba en peores condiciones, todos los libros y cuadernos de la facultad ocupaban el poco espacio que ofrecía por lo que no me había quedado otro remedio que usar el suelo. La toalla que había usado luego de la ducha estaba arrojada de cualquier manera sobre mi cama, junto con el secador de pelo y la buclera.
En resumen, mi cuarto era un asco y no tenía tiempo para ordenarlo. Tenia media hora para terminar de arreglarme e ir hasta la residencia de Will, lo cual era sumamente improbable ya que todavía me faltaba hacerme el pelo y lograr que este maldito vestido cerrara.
A regañadientes salí de mi habitación y toqué la puerta del de Lexie, rezando por que estuviera despierta. Eran las once de la mañana así que creía que las probabilidades estaban a mi lado. La puerta se abrió y Lexie se hizo ver a través del marco.
—¡Lex! Gracias a dios,—casi que grité al verla. Me puse de perfil y le señalé el cierre.—ayúdame a cerrar este maldito cierre por favor.
La mirada de Lexie paso por todo mi cuerpo y sus ojos se abrieron de par en par.
—Dios mio Kat estas increíble—me susurró.—¿A donde vas?
—Casamiento. Monica y Abraham. Hoy.—le dije intentando de recobrar el aliento. Había estado tan a las apuradas que el corazón me latía a mil por hora.
—¿Eso es hoy? Me había olvidado completamente—me dijo mientras que me ayudaba con el cierre.
—Somos dos.—le confesé—Si no hubiera sido por el mensaje de Will ayer por la noche, me habría olvidado.
Era verdad. Esta semana había estado con la mente en otro planeta, me había olvidado completamente que el casamiento era hoy. Cuando recibí el mensaje tuve que correr a buscar un vestido para usar, ya que los vestidos formales que yo tenía estaban todos en mi casa y no planeaba ir a visitar a mis padres en ningún tiempo cercano. Así que al borde de que las tiendas cerraran, me recorrí todo el centro comercial en busca de un vestido apropiado para el evento.
El que había conseguido era increíble, pero por supuesto que me robaron con el precio. Iba a tener que limitar mi gasto de plata porque me había costado una fortuna, pero valió la pena. La tela negra larga se amoldaba a mi cuerpo como si hubiera estado diseñado especialmente para mi, era cerrado en la parte del cuello pero de espalda abierta, haciendo que sea la perfecta combinación entre clásico y sexy. Ademas el tajo en la parte derecha del vestido dejaba ver mi pierna cuando caminaba, dándole un toque mas de gracia al vestido. Al probármelo en la tienda me había sorprendido; yo no era de esas personas que se fijaban mucho en su aspecto pero no pude evitar sorprenderme ya que nunca me había visto tan femenina en mi vida.
No podía esperara a que Will me viera con el puesto.
—Dios mio esto esta totalmente atascado—maldijo Lexie mientras que seguía forzándolo.
Finalmente y luego de un movimiento que casi me hace perder el equilibrio, logró cerrarlo.
—Ahí esta.—dijo complacida al apartarse.—Will va a enloquecer al verte—agregó luego guiñándome un ojo.
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Profundo
RomanceTan solo hace falta un momento, un minuto, un segundo. En ese instante tu vida puede cambiar. Todo lo que crees que conoces de pronto cambia y tu vida da un giro de 180 grados. En un intento de escapar de los demonios que me perseguían durante las...