Parte 28

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Kat

Al salir del comedor me dirigí directamente a la habitación. No podía tolerar dos clases más, no tenía ni el alma ni el sueño necesario para hacerlo. 

Tenía un dolor de cabeza que lo único que hacía era crecer, así que al llegar a mi cuarto me tomé una aspirina y me la digerí con el café que había en la cocina, que probablemente Brooke o Lexie habían preparado esta mañana. 

De pronto la puerta se abrió y Brooke entró. Llevaba su cabello recogido en un moño y una expresión extraña en la cara. Parecía ser una mezcla de cansancio junto con arrepentimiento. O quizás solo cansancio, no la pude descifrar bien. 

Recorrió con la mirada todo el cuarto y en el momento en el cual nuestras miradas se cruzaron, supe que ella ya había atado cabos y se había dado cuenta a que se debían mis miradas asesinas durante el almuerzo. 

Se aclaró la garganta y cerró la puerta tras ella.

—De acuerdo, mira...

—No.—la corté antes de que pudiera seguir.

 En ese momento algo extraño sucedió. Seguía enojada con Brooke, en realidad enojada era una palabra que ni siquiera se acercaba a como me sentía en esos momentos, pero estaba agotada. Estaba emocionalmente exhausta de pelear, mis padres me habían agotado todas las energías, energías que no había logrado reponer durante la noche. Ansiaba con gritarle a Brooke, quería que viera todo el daño que me había causado, pero simplemente no podía hacerlo. 

—¿Sabes, Brooke? No tengo las fuerzas necesarias para hacer esto, hoy no por lo menos.

Dicho eso me llevé la taza de café a los labios y me dirigí hacia mi cuarto. 

—No es que yo la haya llamado, ¿de acuerdo?—Brooke dijo interceptándome antes de que pudiera llegar a mi puerta. —No le atendiste el teléfono hace unos días, me llamó a mi para corroborar si estabas bien y nos quedamos hablando—dijo apresuradamente.

—¿Ah si? Y dime, ¿de que hablaron?—le dije sarcásticamente. Lo único que estaba intentando de lograr era excusarse. 

Brooke suspiró.

—Me dijo que estaba preocupada, que al parecer un profesor o alguien de aquí la llamó para decirle que estabas faltando y me preguntó si sabía algo de eso.

—¿Y ahí es cuando se te ocurrió decirle a mi madre que en vez de ir a clases me la pasaba de fiesta en fiesta?—Brooke abrió la boca pero no la dejé hablar.—Dime en que momento te pareció una buena idea pasar sobre mi,  para decirle a mi madre que había cortado clases porque estaba volviendo a mis viejos hábitos. —dije citando a mi madre y no pude evitar alzar la voz. —Dime, Brooke, en que maldito momento te pareció decirle eso a mi inestable madre en vez de venir primero a mi. 

Brooke me miró sin saber que decir y yo tampoco le di oportunidad porque la rodeé para llegar hasta mi cuarto. Antes de poder cerrar la puerta Brooke se acercó hasta mi.

—No pase de ti, Kat— la voz de Brooke sonaba ahora indignada. ¿Indignada? Por favor, si a alguna de las dos le correspondía estar indignada, esa era yo.—Te vengo diciendo hace días que te lo tomes mas con calma.

El nivel de hipocresía que manejaba Brooke me estaba asombrando. Ella había sido la que me había insistido los primeros días en salir, en bailar, en pasarla bien. ¿Y ahora me venía con esto?

—¡Dios Brooke! ¿Puedes por una vez en tu vida dejar de comportarte como mi madre?—en ese momento sentí escuchar la puerta principal abrirse pero no le di importancia, en lo único que podía pensar era en Brooke y en como me hervía la sangre.—Y sabes que, ese ni siquiera es el problema. El problema es que realmente no se en que mierda pensabas al decirle a mi madre eso. Tu mejor que nadie sabes que después de todo lo que pasó, asustarlos así por nada...

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