Parte 29

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Kat

Un rayo de luz que se coló por la ventana me despertó. Tardé un rato en abrir los ojos, sobre todo porque estaba tan cómoda y calentita bajo las suaves mantas blancas que no me quería ni mover. De pronto olí olor a café y eso fue incentivo suficiente para resignarme a despertarme.

Pestañé varias veces para acostumbrarme a la luz. En frente de mi, estaba acuclillado Will, café en mano. Estaba contra luz, y esta se le colaba entre sus rizos despeinados, dándole un aspecto angelical.

—Explícame esa capacidad que tienes de despertarte así de guapa porque no lo entiendo—dijo al mismo tiempo que me pasaba la taza de café.

Me acomodé en la cama de Will y apoyé la espalda en la pared. Al parecer en algún momento de la noche él me había cargado hasta su cuarto porque yo no tenía recuerdos de haberme movido  del sillón.

—Creo que tienes que ir a hacerte ver la vista—le dije antes de beber un sorbo.

Me sonrió y se inclinó hacia mi, dándome un suave beso en la punta de la nariz.  —Y tu tienes que ir a hacerte ver los modales, la gente normal diría gracias.

Me encogí por el gesto tan intimo que acababa de hacer Will y me sorprendí, una vez mas, de todo lo que estaba pasando con él. No sabía si se podía querer tanto a una persona como lo hacía yo en este momento.

Mis sentimientos hacia el ahora estaban mas claros que el agua. Si ayer me habría servido para algo, fue para darme cuenta de todo lo que me pasaba con él. La necesidad que tenía de verlo, de abrazarlo, de sentir su cercanía habían sido tan fuertes que no solo había salido corriendo hacia aquí, si no que me habían despejado cualquier duda que tenía sobre él.

—¿Te comió la lengua el gato?—me preguntó al ver que yo solo me limitaba a mirarlo fijamente.—¿Por que me miras como si fuera a morderte?

Antes de que me agarrara un ataque apoye el café en la mesa que se encontraba alado de la cama sintiendo la mirada de Will en cada uno de mis movimientos. Lo agarré de la remera y lo acerqué hacia mi hasta que nuestros labios chocaron.

Lo sentí sonreír y me atrajo mas hacia él, intensificando mas el beso. De un momento al otro la situación paso de ser divertida a profunda, ya que después de unos segundos ese beso se cargó de emociones. Nos estábamos besando como si lo necesitáramos, como si dependáramos el uno del otro para respirar.

Me aparté de él para poder respirar de verdad ya que si seguíamos así iba a necesitar un tanque de oxigeno. Nuestras frentes se tocaban y nos quedamos en esa posición por un par de minutos.

—Te quiero terriblemente—me dijo antes de darme otro beso, esta vez mucho mas suave.

Esas palabras quedaron flotando entre nosotros por un par de segundos.

—Se que te dije que no necesitaba oírlo de ti hasta que estuvieras lista, pero creo que no tengo tanta confianza como para dejar que me evadas el comentario por segunda vez en menos de una semana—me dijo al ver que yo me había quedado en silencio. Habló en tono de broma, pero sabía que detrás de esas palabras había verdad.

Tenía razón. No debía ser fácil para él, una de las personas que tenía fama de liarse con la mitad de las chicas del campus y no importarle nada, confesar así sus sentimientos. No una, si no que dos veces, y además que no se lo digan a él también.

Yo sabía como me sentía hacia él, lo sabía, pero por alguna razón que iba mas allá de mi entendimiento no lo podía decir. No dudaba que me quería, ese no era el problema. El problema era que dudaba que William entienda a quién era a la que quería. Nos conocíamos hace menos de dos meces, y si me detenía a pensarlo, no sabía nada sobre mi.

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