Kat
La tira del bolso me estaba cortando la circulación del brazo, así que fue un alivio cuando lo apoyé bruscamente sobre el suelo. Abrí el baúl de mi auto y lo metí dentro junto al de Lexie, cuando otro bolso más pequeño voló a centímetros de mi cabeza y cayó calculadamente dentro del coche. Me giré e hice una mueca.
—Tranquila, tengo buena puntería, no te iba a pegar.
Todas mis esperanzas de que Will haya decidido saltearse el viaje se evaporaron cuando lo vi apoyado contra mi auto al salir de la universidad. Parker y yo éramos los únicos que íbamos a ir en auto, por lo que nos tuvimos que dividir en dos para ir hasta la casa de los Andersons, la familia de Tristan. Como la suerte siempre jugaba a mi favor, Will viajaba con migo. Por suerte también Lexie y Neil.
Lo ignoré, estaba demasiado cansada como para discutir con él.
— Parker, ¡te sigo! — le avisé a James. Él asintió y se subió al asiento del conductor para comenzar el viaje. Yo hice lo mismo, con Lex y Neil en el asiento de atrás y le indiqué con las balizas que estaba lista para seguirlo.
No me gustaban los viajes largos, sobre todo cuando era yo la que tenía que manejar. Pero hoy mi disgusto era más grande de lo normal por las pocas horas de sueño que había logrado conseguir. Mi subconsciente decidió que era hora de tener otra maldita pesadilla en el momento menos oportuno. Había dormido tres horas con suerte.
La primera hora de viaje se paso rápida, con las conversaciones que tenían Neil y Lex detrás y con los cambios abruptos de música de Will era difícil no distraerse. Era increíble, no podía ni dejar una canción completa, las cambiaba constantemente, aunque faltaran quince segundos para acabar. Era como si no fuera lo suficientemente paciente para escuchar una canción entera, lo que trajo toda una discusión en el auto.
Para ser un grupo de personas que se conocían hace menos de un mes, discutíamos sin cuidado.
El sol se había empezado a ocultar y pude ver a través del espejo retrovisor como los de atrás estaban en su sexto sueño. Will a mi lado estaba con la cabeza apoyada sobre la ventana, mirando la carretera. La música no se escuchaba tan fuerte como antes por el ruido que hacían las ruedas contra la ruta.
Sin poder controlarlo, mis ojos empezaron a cerrarse y tuve que luchar por mantenerlos abiertos. Asesinaría a cualquier persona en este momento por una taza de café.
Me recompuse y comencé a hacer listas en mi cabeza para evitar quedarme dormida. Enumeré las cosas que tenía que hacer al llegar a la universidad, hasta que entre llamar a mi madre y estudiar historia, cabeceé un poco y cerré los ojos brevemente por cinco cortos segundos.
Al parecer, eso fue suficiente.
— ¡Kat!—el grito de advertencia de Will fue suficiente para hacer que abriera mis ojos abruptamente. Una camión rojo venía directamente hacia nosotros, o mejor dicho, yo iba directamente hacia él. Giré el volante hacia mi carril lo más rápido que pude, y traté de recomponer el control del auto. La bocina del camión fue disminuyendo a cada segundo hasta que no se pudo escuchar más.
Mi corazón latía tan fuerte que retumbaba en mis oídos. Si hubiera abierto mis ojos un segundo más tarde hubiéramos chocado.
—Demonios—masculló alado mío.
Miré por el espejo retrovisor, Lex y Neil no se habían dado cuenta de nada, seguían completamente dormidos.
Lo miré a Will, estaba agarrado del apoyabrazos tan fuerte que sus nudillos estaban casi blancos. Cuando él desvió su vista hacia mi yo la quité, muerta de la vergüenza. Casi nos había matado.
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Profundo
RomanceTan solo hace falta un momento, un minuto, un segundo. En ese instante tu vida puede cambiar. Todo lo que crees que conoces de pronto cambia y tu vida da un giro de 180 grados. En un intento de escapar de los demonios que me perseguían durante las...