Kat
Las pequeñas manos de mi hermano presionaban los botones del control y estaba sumamente concentrado con el ceño fruncido y la lengua enroscada hacia afuera.
— ¿Sabes que algún día de estos Luke se va a quedar sin neuronas si sigue matando a zombies, no?
Mi padre se rió.
— Díselo a tu madre, ella permitió esto. — dijo señalando la televisión.
— Siempre echándome la culpa— bromeó mamá mientras que bajaba de la escalera. —Luke, ven a tomar la merienda. —le dijo mamá antes de adentrarse a la cocina y nosotros dos la seguimos.
— ¿Como estas hija?— me preguntó papá en el camino. Siempre me había llevado bien con mi padre. Era tranquilo y sereno, muy parecido a mí en ese aspecto.
— Todo va bien— le dije con una sonrisa. Me dio un beso en lo alto de la cabeza y nos sentamos en la mesa.
— ¿Café?— me preguntó mamá desde la cocina.
— Sabes que sí.
Había una torta de frutilla puesta en la mesa además de la especialidad de mamá, un budín de chocolate. Me sorprendió la cantidad de comida que había dado que solamente eramos cuatro, y Luke comía como un pajarito.
— ¡Luke!— gritó mamá en modo de advertencia. Segundos después, mi hermanito apareció haciendo un puchero y se sentó alado mío.
— ¿Me extrañaste, mocoso?
Negó anímicamente con la cabeza.
— ¿Seguro?— le pregunté y le comencé a hacer cosquillas a los costados de la panza. Luke se empezó a reír tan fuerte que por poco no me rompió los tímpanos.
— ¡S-si! ¡Te he extrañado, te he extrañado! — dijo entre risa y risa.
— Así me gusta más—volví a la normalidad y me metí un pedazo de budín en la boca.
Mamá me pasó la taza y hablamos los cuatro un poco de todo. No me había dado cuenta de lo mucho que había extrañado no solo a mi familia, sino que también mi casa. Todas las veces que había desayunado con Brooke sobre la encimera de la cocina, todas las noches en familia donde veíamos películas, así como la vez que había hecho una fiesta en mi casa y Nick Morgan había roto el espejo del comedor se me vinieron volando a la mente. Y ahora me encontraba sentada en el mismo lugar donde incontables de veces me había sentado, solo que esta vez me sentía mas como una invitada.
Después de terminar de comer, Luke preguntó si se podía retirar y fue corriendo hasta su consola. Mamá y papá se miraron entre sí.
— Kat, hemos estado un poco preocupados por ti...— comenzó mi madre. Luego lo miro a papá, como queriendo que el siga la conversación.
— Tu consejero de la universidad nos llamó, diciendo que tus calificaciones no están siendo muy buenas, y además de que varias veces te salteaste el turno de las mañanas. —me explicó mi padre con ojos compasivos.
— ¿Mi consejero? —ya casi ni me acordaba de que tenía uno. — ¿Qué sabe él? Solo lo he visto una vez en mi vida, ni siquiera se su nombre.
— Cariño, los profesores hablaron con él para que nos contacte. —la voz de mi madre sonó condescendiente.
—¿Es verdad?
Si, era verdad. Había faltado un par de veces a la mañana, pero nada preocupante. Simplemente me había quedado dormida, o había decidió saltearlo. Y mis notas no estaban tan mal, para fin de año lograría pasar todo.

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Profundo
RomanceTan solo hace falta un momento, un minuto, un segundo. En ese instante tu vida puede cambiar. Todo lo que crees que conoces de pronto cambia y tu vida da un giro de 180 grados. En un intento de escapar de los demonios que me perseguían durante las...