Parte 23

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Kat  

Olí un delicioso aroma a pasta casera cuando bajé las escaleras. Me asomé al comedor y vi la mesa con cuatro platos puestos. Sentados uno alado del otro se encontraban James y Neil hablando anímicamente sobre algo que no llegaba a comprender. Cuando me vieron los dos encarnaron una ceja y se miraron entre sí curiosos. Asomé mi cabeza y lo vi a Will a lo lejos en la cocina mirando con cara de póker su celular.

— Buenos días Rin— me saludó Neil mientras que succionaba un fideo. En ese momento supuse que le debía una explicación, ya que muchas cosas habían cambiado desde la última vez que había hablando con él sobre Will. 

Me reí y los saludé a los dos antes de sentarme en un lugar y servirme pasta. Will se sentó con un rápido movimiento alado mío.

El almuerzo pasó bastante rápido, Will se había limitado a decir pocas palabras, pero los otros dos como siempre eran de lo mas encantadores. Hablamos sobre la noche anterior, sobre el partido de fútbol que pasarían en una hora (aunque en esa conversación no pude aportar tanto) y sobre la universidad. 

Lo miraba de reojo a Will cada tanto, pero lo único que él hacía era comer sus fideos y mirar de vez en cuando su teléfono y cuando lo hacía, toda su mandíbula se tensaba. Cuando terminamos de almorzar él se fue inmediatamente para afuera y yo no pude evitar seguirlo.

Abrí la puerta principal y salí afuera a la calle en busca de Will. El viento me despeinó totalmente y me arrepentí de no haberme puesto más abrigo. Descalza, atravesé el porche de entrada de la residencia. Will estaba del otro lado de la calle, mirando a la nada, con las manos en los bolsillos de su pantalón negro.

— No puedes seguir enojado con migo. —le dije una vez que lo alcancé.

Will se sobresaltó, sin notar que lo había seguido. Me miró confundido por un segundo, como si se hubiera olvidado nuestra discusión hace menos de una hora, pero luego negó con la cabeza.

— No es por eso.

— ¿Qué es? ¿Tu madre te volvió a hablar?— le dije agarrándole el brazo para que me mirara.

— No. —Will sonó molesto. —No es nada, vuelve adentro.

Miraba hacia el frente y no parecía con ganas de hablar. Estaba por hacer lo que me pedía, hasta que se me ocurrió algo.

— ¿Se trata de Kade?— fue más que una afirmación que una pregunta, pero eso basto con que Will me prestara atención devuelta. —Quiere que vayamos a su casa hoy, ¿no?

— No importa lo que quiera Kade. Hoy no vas a ninguna parte. —por su expresión sombría no me animé a replicarle.

— ¿Y tú? — le dije antes que el viento se llevara mis palabras. 

Las copas de los arboles a lo lejos se movían de aquí para allá y hacían un aullido leve producto del viento. Me abracé para contener el calor.

— No tengo mucha opción.  — pasó su brazo alrededor de mis hombros y me dio un rápido beso en la cabeza. — Entremos.

Caminamos juntos hacia su residencia y oleadas de preguntas se me vinieron a la mente cuyas respuestas sabía que no iba a tener. Seguía sin entender porque no me dejaba acompañarlo, Will había dicho que si te ponías en el camino de Kade o cualquiera de ellos no vivías para contarlo. Y eso, creía yo, era de lo que Will me quería proteger. Pero yo no planeaba ponerme en el camino de ellos, sea cual ese sea, así que no estaba en realidad en peligro.

De todas formas él iría, y yo iría con él.

•••

Miré nerviosa a través de la ventana. El día estaba nublado y gris, y el constante ruido que hacían las ramas de los arboles contra la ventana no hacía más que empeorar mis nervios. Miré el reloj de mi celular disimuladamente mientras que pretendía escucharla a Brooke.

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