Capítulo V

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"El amor puede con todo, me dijo. 

¿Hablas de capacidad o de destrucción?, pensé." 

Antoine de Saint-Exupery

—¿No odias cuando se te pierden cosas en el colegio? Como el lápiz, el borrador o las ambiciones en la vida —cuestiona Maya mirando el cielo. 

Las clases han concluido. La última fue de idiomas, que comparte con Farkle. Estaban bajo la sombra de un árbol protegiéndose del calor, cerca del estacionamiento, esperando a Lucas y Riley. Maya se encontraba acostada en el pasto con la cabeza sobre las piernas de Farkle, quien desde hace un cuarto de hora se dedicaba a contar los pelitos de su cabeza.

Ríe sin gracia —nadie dijo que sería fácil.

—Ni tan malditamente difícil.

—Sabes que fue tu culpa, ¿cierto Shakespeare?

—Mhm, yo recuerdo que tú fuiste el primero en lanzar la comida.

—¡Prácticamente me obligaste a hacerlo! De no ser por eso a saber lo que el cabrón te hubiera hecho.

—Tienes razón —admite con sarcasmo —no sé qué hubiera hecho sin ti, fuiste mi ángel de la guarda. 

Él pone los ojos en blanco. —Sí bueno, me gustaría decir que fui el único.

—¿Qué has dicho cotilla?

Niega con la cabeza, dejando de lado el otro tema —que te encanta meterte en problemas.

Entrecierra los ojos —Yo sé que soy un caso perdido, pero me gusta pensar que todavía hay esperanza en mí, ¿sabes? No es algo que busque, como todos creen.

—Hey —empuja con sus piernas —no es así Maya.

Se dibuja una media sonrisa en su rostro. Le agradan las personas como Farkle, que tocan y no rompen.

—¿Recuerdas cuándo nos conocimos? —rememora —¿pensaste alguna vez que llegaríamos a esto?

—Mierda, claro que no.

Se habían conocido en el cumpleaños número nueve de Riley. Llevaba ya algunos meses visitándola en secreto, montándose en su habitación a través de las escaleras de emergencia. Jugaban y hablaban durante toda la tarde y después, cuando bajaba el sol, ella se despedía y regresaba a su departamento sola y antes de que su madre llegara del trabajo. Hasta que una tarde su madre las descubrió y tuvieron que dar un montón de explicaciones. El señor Matthews se lo tomó mejor que su esposa, quien por poco llama a servicios infantiles. Después de otro tiempo más supuso que Topanga se acostumbró a tenerla por ahí y dejó de preguntar por su madre. Lo único que había cambiado tal vez era que comía a montones, ya no tenía que esconderse y se podía quedar más tiempo, pues ellos se ofrecían a llevarla cada noche hasta la puerta de su hogar.

Riley y Farkle por otro lado, se conocieron desde antes, en el preescolar. Sus padres eran amigos desde su adolescencia y jamás perdieron el contacto. Incluso rondaba un rumor de que el padre de Farkle estaba perdidamente enamorado de Topanga e incluso durante muchos años fue el rival del señor Matthews hasta que finalmente conoció a la madre de Farkle y entonces todos se volvieron cercanos. 

El caso era que, en ese cumpleaños en específico, había un montón de niños por la casa Matthews, pero Maya percibió a Farkle incluso antes de que Riley los presentara, estaba envuelto en un trajecito de armadura con una espada demasiado grande para su enjunto cuerpo. Mientras que Riley y Maya iban ataviadas en vestidos pomposos y amplios de corte princesa, uno rosa y otro azul, a petición de la cumpleañera. 

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora