Quiero conocerte. Necesito hacerlo.

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Maya.

"Estoy en casa ya, trae tu trasero hasta acá pronto." –Riles.

Con mi mano aún húmeda, logro depositar el celular sobre el pasto nuevamente. Afortunadamente el aparatejo no se ha dañado, y para mi suerte, el vaquero no llevaba el suyo consigo cuando la torpe idea de arrojarlo al agua sucumbió en mi mente. El agua se siente tibia, pese al aire que está haciendo. Me he negado rotundamente a salir de la piscina y coger un resfriado de las mil muertes. Lucas ha ido a su coche por algo de ropa, pescando una hipotermia en el proceso.

Pero deberían intentar convencer al caballero de la brillante armadura de que no necesitan ser rescatadas. Bien, tal vez solo debí dejar de agitar mi pañuelo rojo como damisela en apuros, pero me encantaba añadir dramatismo a las cosas, y en el proceso poder burlarme un poco de él.

Lo observo a lo lejos, forcejeando con la maletera de su auto Audi. Perfecto niño rico.

Me giro cuando le veo venir nuevamente hasta donde me encuentro, y miro mi pálida piel a través de la cristalina agua. Algunas hojas verdes se han logrado colar dentro, y los mosquitos nocturnos ya empezaban a zumbar a mí alrededor. Muevo un poco los brazos, viendo fascinada el movimiento del agua sobre mi cuerpo. Recargo mi cabeza sobre la barandilla de la alberca y cierro los ojos.

Es increíble la manera en la que la vida se esfuerza en apañártelas. Es decir, mi vida era triste sin Lucas conmigo, pero había llegado un punto en el que estuve de acuerdo con esas fuerzas invisibles que manejaban mi destino, en perderlo. Porque pasaba todas esas noches pidiendo al cielo poder olvidarlo, tener un hechizo que pudiera hacerme borrar todos esos estúpidos sentimientos que había empezado a tener con él, que cuando de verdad pasó, que cuando vi el momento exacto en el que sus pies tomaron un rumbo distinto al mío, lloré con más fuerza pidiendo que por favor regresara conmigo, que todo volviera a la normalidad. Pero cuando eso no pasó, medite en la idea de que quizá lo mejor era aquello, separarnos antes de que mi corazón explotara de tantos sentimientos sin confesar.

Y luego, cuando ya no lo quería cerca más, la vida misma se encargaba de ponerlo sobre mi entrada, con un moño rojo atado a la cabeza y una nota de disculpas.

-¿Es normal que me asuste cada vez que veo esa sonrisa sobre tu rostro? –Me pregunta Lucas de pronto, haciéndome abrir los ojos. Se encuentra en cuclillas, mirando hacia mí.

-Y yo que creía que los valientes eran los monta caballos. –Le respondo, riendo un poco. Salpica agua sobre mi cara.

-Vamos panqueque. Sal del agua que aquí fuera me estoy congelando el trasero. –Me dice, parándose y extendiéndome una simple camisa gris con el logo de uno de los videojuegos que estaba de moda. Ruedo los ojos, y con un ágil movimiento logro salir del agua. Y tiene razón. Allá afuera hace un frío de los mil demonios.

Trato de mantenerme intacta, con los brazos rectos extendidos sobre mis costados, y sin titiritar más de lo necesario. Tengo que hacer uso de una fuerza inmensa para evitar que mis dientes castañeen. Él parece divertido con la situación, envuelto en una sudadera color negra y que se ve como la mierda de calentita.

La pone sobre mis manos, dejando impregnada sobre ella mis pequeñas manitas llenas de agua. Me giro buscando un cuarto de baño cerca, pero la sonrisa en la cara de Lucas me revela la irritante verdad. No puedo encontrar un cuarto de baño porque no hay ninguno.

-Date la vuelta. –Exijo, con la voz temblando. Él levanta ambas manos en señal de inocencia, pero se gira a la primera que le digo. Porque señor perfecto Mr. Lucas Friar no tiene permitido mirar a una mujer desnuda hasta los treinta.

Me doy la vuelta por si acaso, y corro hasta el árbol a mi izquierda. Logro cubrir buena parte de mi cuerpo, o lo suficiente como para que si alguien pasara por los alrededores no me pudiera mirar. Pero ya he revisado dos veces antes de sacarme la ropa, y he comprobado que nadie se encuentra frente a mí.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora