Maya.
Sentía nervios, eso estaba claro. Cualquiera a mi alrededor podía notarlo. O quizá no. Quizá si fuese buena fingiendo después de todo.
Escuché la silla de alguien chirriar tras de mí.
Es el momento, me dije a mi misma. Y entonces, yo también hice sonar mi silla.
Aunque debía aceptar que el día se había ido a una velocidad impresionante. Y realmente lo agradecía, era esa clase de día en los que quieres que todo se vaya rápido... y que se vaya. Porque había comenzado todo mal por la mañana. Se me había presentado una serie de imprevistos que casi me convencen de volver a casa y envolverme con una cobija grande hasta que todo fuera mejor. Deseché fácilmente la idea, porque si me escondía cada que las cosas se pusieran feas allá afuera, bien no me podrían sacar de mi pequeño refugio en meses.
Porque no quería exagerar ni mucho menos, pero vamos. Las cosas empezaron a salir mal cuando me levanté exaltada. La alarma no había sonado, y con eso quiero decir que debo de dejar de ver películas hasta las tres de la mañana. Entonces había corrido como loca hacia la casa de Riley solo para encontrarme con la sorpresa de que mi mejor amiga me había abandonado. Y no podía culparla, yo era la que algunos días convenientemente la dejaba a ella, así que me lo tenía bien merecido. Por poco y no alcanzo a llegar al metro, para mi fortuna llegaba retrasado, pero cuando entré, olía extraño. Cómo si alguien lo hubiera orinado.
Pero era el último viaje que había a la escuela si no quería esperar como el otro día había sucedido, así que evitando cómo pude sentarme, aguante el hedor durante todo el camino. Y llegando a la escuela las cosas tampoco habían mejorado en lo absoluto. Para empezar, cierto chico rubio que había dejado el viernes se encontraba junto a mi casillero, discutiendo con Zay sobre un partido que habían pasado el sábado. Y yo tenía que coger mis libros.
—Hey Maya, ¿qué tal? —Había preguntado Zay. Casi le daba un golpe por bocazas. Lucas solo me dio una mirada de reojo para después continuar hablando con él como si nada. Agradecí que Zay se mantuviera en silencio, aunque sé que notó el incómodo momento. Y entonces nuevamente Riley volvía a sorprenderme. No llegó a mates, historia. Ni a español. Lo que tuve que inventar a su padre fue otra historia. El problema se agravó cuando dio la hora del almuerzo y un silencio se expandió por toda la mesa. Solo éramos Zay, Lucas, Farkle y yo. Bendita había sido la hora en que la loca McMahon se había aparecido por ahí para parlotear sin parar y hacer menos extraño el momento. Porque honestamente había sido mi culpa ahora. Lucas intentó hablar, remediando su error de la mañana, pero yo deliberadamente le había sonreído y contestado cortantemente. No había sido a propósito.
Y ahora era que venía el gran golpe. Era lo que terminaría de arruinar mi día. Lo que me haría arrepentir de no haber corrido a mi departamento a la primera oportunidad.
Continúe caminando hasta que logré llegar al frente de la clase. Podía sentir un montón de ojitos fijos en cada movimiento que hacía. Así que ya frente a la clase y ante la mirada atenta del profesor, supe que no podía seguir posponiéndolo más.
Carraspee mi garganta en un idiota intento de ganar más tiempo, pero por más que observaba mi libreta, las palabras habían desaparecido de allí. Pero tampoco es cómo si importase mucho, no había allí ayuda alguna que pudiera salvarme.
Y no era mi culpa de verdad, al menos no toda ella. Cuando el maestro había mencionado que nos daría cinco minutos para acomodarnos con nuestra pareja de proyecto y presentar nuestros avances, debimos aprovechar mejor el tiempo. Pero Lucas se esforzaba en pasarme por alto e ignorarme olímpicamente y yo, yo no tenía palabras para tomar el control de la situación.
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FRIENDS. -Girl Meets World
Fanfiction"Las personas cambian personas, no olviden eso." -En edición.