El adiós definitivo

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Riley movía sus manos y hacia crujir sus dedos cada cinco minutos desde su llegada. No lo había notado, era algo inconsciente que hacía desde pequeña. Solo paró cuando Lucas la empujó suavemente. Le estaba poniendo los nervios de punta.

Un hombre joven se acercó a sus sitios, y Maya fue la primera en saltar de su asiento, dirigiendo sus saltones ojos hacia el doctor.

—El chico está bien. —El suspiro de alivio fue colectivo. —Tuvimos que hacer un lavado gástrico porque además había ingerido alcohol excesivamente. Hizo una reacción cruzada con la droga y los cables dentro de él se fundieron.

Lucas lamió sus labios, nunca antes se había sentido tan agradecido.

—¿Podemos verlo? —Masculló prontamente la castaña.

—Sus padres necesitan llenar unas formas antes. ¿Ya les han avisado?

—Cook. —Llamó Stone. Los ojos del doctor se giraron en su dirección. —La cosa es que sus padres no pueden enterarse de esto.

—Estamos hablando del hijo del doctor Minkus, Stone, no de cualquier chico. Además me enteré de que está saliendo con la hija de McMahon. Sabes lo que nos costaría una demanda de su parte. —Torció la boca. —No puedo ayudarte en esto chico. Llama a sus padres.

Se retiró enseguida aunque no sin antes prometerles que pronto podrían ver a su amigo.

—¿Alguien tiene el número de sus padres? —Preguntó Stone sin dirigirles la mirada a ninguno, pero un minuto de silencio después se giró irritado hacia ellos. —¿No tienen su número? ¿Qué clase de amigos se supone que son?

—Yo intenté llamar a su madre hace media hora. —Confesó Riley. —Pero no ha entrado la llamada.

Stone no se vio sorprendido por las palabras de la chica, de cierta forma esperaba que ella hubiera hecho aquello. La conocía tan bien, que le estaban costando unas tremendas ganas no ir y envolverla en sus brazos, protegiéndola. Solo que ahora las cosas seguían igual de tensas que en el pasillo y no sabía qué tan prudente sería tomarla.

—Ahora regreso. —Dylan no tenía el teléfono de su padre, pero conocía a alguien que seguramente sí.

—¿Deberíamos llamar a Hayley? —Preguntó Riley una vez que Stone desapareció del pasillo.

Lucas soltó un suspiro grande. —No sé qué tan conveniente sea.

—Si hubiera sido mi novio esperaría que me llamaran. —Resolvió ella. —Ahora vuelvo.

El ambiente se tornó tenso rápidamente. Lucas cerró la boca con fuerza, como temiendo que se le escapara una palabra inadecuada. Maya se había dejado caer de culo en la pared frente a él, y observó todo perfectamente.

—No es necesario que hablemos ahora Lucas.

—Mientras esperábamos compré mi boleto de avión a Texas, Maya. —Confesó rápidamente, las palabras sonaban entremezcladas. La rubia creyó que le habían soltado un balde frío en la cabeza. —Salgo mañana temprano.

—¿D-de qué hablas Lucas?

—No creo que podamos rescatar esto. No después de lo que pasó.

Maya se levantó del sitio nuevamente como si el piso tuviera lava. —¿Estás hablando en serio? ¿Después de todo lo que tuvimos que pasar? Es increíble que querías rendirte. Eres un cobarde.

—¡¿No lo entiendes?! Todo este tiempo fue una puta mentira. Yo estuve tan ciego, esperándote. Esperando por ti, a que tomaras una decisión sin ser presionada por mí. Mientras tanto tu solo... solo estabas con alguien más. Siento como si no pudiera confiar en ti nunca más.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora