Cómo arruinar un buen momento de mierda parte uno, por Dylan Stone.

608 45 19
                                    

Riley.

Mis manos temblaban descontroladamente, y las mantenía elevadas, rígidas como tablas por encima de mis costados. Por un momento, llegué a temer que mis dientes se rompieran de la fuerza en la cual estaban castañeando. Sentía todo mi cuerpo húmedo, y debajo de mí, un gran charco de agua helada estaba, haciendo su camino desde mis pies hasta la puerta de atrás. Mis músculos se encontraban agarrotados, y pareciese que no hubiera movido un solo dedo en mucho tiempo. Me mantenía tan tiesa como podía, con la cabeza baja y con algunas gotitas cayendo desde mí frente al suelo. Quería gritar. Quería correr. Quería hacer un montón de cosas.

La puerta se abrió. Dylan pasó de largo, rozándome un poco con su hombro. Iba silbando, y pude divisar que se encontraba concentrado tratando de secar su cabello con una toalla marrón suave. -¿Todavía sigues aquí?

Preguntó distraído. Quería golpearlo.

Lo triste era que, no podía hacer nada. Era como si todo mi cuerpo se hubiera alzado en una rebelión, y se negaran a obedecer mis mandatos. El chico se tomó su tiempo buscando sus zapatillas deportivas, y casi puedo jurar que se hacía la vista gorda. No era posible que no pudiera notarlas bajo sus pies. Quería ir hasta allí mismo y estamparlas en su rostro. Después que las tomó, se encargó de durar todo el tiempo que le era posible amarrar los cordones de forma en que ambos tuvieran el mismo largo, y los nudos, fueran tan similares como perfectos. Me abracé a mi misma, en un vano intentó de entrar en calor. Pero creo que fue un error, cuando sentí el frío calar mis brazos.

Él desamarró una de sus agujetas y volvió a hacer el lazo nuevamente.

Esa fue mi señal. Mis pies se habían por fin liberado de las ataduras imaginarias que mi cuerpo había puesto, y ahora, se dirigían veloces a la salida. Hacían un extraño sonido, debido al agua sobre mis converse. Mi mano estaba por tocar la perilla, incluso, me podía imaginar girándola, y como el frío del metal se sentía reconfortante bajo mis dedos.

Su mano me detuvo. Me giró, como tantas veces había hecho esa noche. Lo tenía ya frente a mí, y agradecí el hecho de que ahora una considerable distancia nos separara. Podía ver sus ojos grises, llameantes. Sus cejas se encontraban contraídas. -¿A dónde crees que vas?

No lo entendía. No entendía como preguntaba aquello y más aún, como esperaba una respuesta. Me había echado del baño, para después tomar una larga ducha calentita, mientras yo cogía un resfriado seguro. Un hombre no podía durar tanto enjuagándose. No, no podía. Le escuché cantar, y silbar más. Odié cada parte en la que ese cretino bastardo me hizo esperarlo. Odié más, como era que yo seguía allí. No lograba entenderlo. Cada pensamiento mío era acerca de huir, correr lo más lejos que pudiera de él. Pero ahí estaba yo, tomándole de la mano y jugando a la casita feliz.

-Mírame. –Exigió. Pero no podía. Me negaba a mirarlo. Me negaba a la remota posibilidad de que pudiera traspasar a través de mí, ver la batalla que mi mente libraba en ese momento, por más ridículo que eso sonara. Su pulgar apretaba con fuerza mi mentón. Quería reprimir las lágrimas. Pero no supe en que momento fue que dejé caer la primera. Pequeña. Tan considerablemente pequeña que podías pasar de ella, ignorarla. Pero no lo hizo. La apartó con sus dedos, de manera suave. Me animé entonces, contra mis instintos, a abrir los ojos. Su mirada era de preocupación, pero había algo entre su mano y mi mejilla, que el chico no apartaba de ver. Cuando vio que le descubrí, se apartó rápido.

Caminó, con pasos algo torpes, hasta un armario de madera frente a la cama. Pareció buscar algo por un largo tiempo, pero en comparación a antes, sabía que ahora no lo hacía de a posta. Se encontraba confundido. Cómo si hubiera olvidado el motivo por el cual hurgaba en el clóset de un desconocido. Pero luego sacó una gran sudadera verde seco, que bien podría cubrirme toda entera.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora