Riley.
Mi cuerpo se encuentra tenso, con algo de sudor corriendo deliberadamente por mi frente hasta hacer un pequeño caminito a mi cuello. Mi mano se encuentra algo roja, debido a la presión con la que estoy frotando el trapo recién lavado contra la superficie de madera, pero no aflojo el agarre. Luego de que la mesa quede reluciente al punto de poder observar parte de mi reflejo en ella, la miro orgullosa desde mi posición, quitando con un manotazo la exudación.
Miro a mí alrededor, dejándome caer en la silla a mi lado. Algunas personas se encuentran todavía bebiendo de sus cafés, y riendo mientras comentan el partido de la noche pasada. Solo hay tres mesas ocupadas, y el silloncito en donde mis amigos y yo solemos pasar el rato.
-Remilgada. –Dice alguien detrás de mí. Por un momento siento que ya he comenzado a alucinar hasta su voz, pero extrañamente se escucha tan real que la piel se me ha puesto de gallina. Luego, Stone asoma su rostro, con su acostumbrada sonrisa de lado y el cabello rubio despeinado.
-¿Qué diablos haces aquí?
-¿Te refieres aquí en el café de tu madre? ¿O aquí frente a ti?
Ruedo los ojos. –Aquí, aquí Dylan. ¿Qué demonios haces aquí?
Se encoge de hombros. –Vine a verte.
Mis mejillas se calientan y mi respiración se vuelve irregular. Siento más sudor bajar de mi cabeza, pero luego de unos segundos el capullo Stone suelta una carcajada limpia.
-¿A que te lo has creído mojigata?
-Largo de aquí. –Digo, levantándome y yendo hasta una de las mesas que ya he limpiado. Finjo tomar toda la concentración del mundo en tallar con fiereza hasta esperar que salga algo de brillo imaginario.
-Sólo soy un cliente más Matthews. –Dice, sentándose sobre la mesa que ahora se encuentra doblemente limpia.
-¿Se te ofrece algo? –Pregunto, con una sonrisa fingida extendiéndose por mi rostro. -¿Un té? ¿Un chocolate? ¿Una patada en el trasero para que te marches?
-Un café cargado. Y tráeme uno de esos panecillos sobre el mostrador.
Le lanzo un bufido antes de marcharme y anotar su pedido. Sin que me vea, pellizco disimuladamente mi brazo izquierdo, cerrando los ojos con fuerza y rezando para que no sea más que un invento en mi cabeza. Porque es suficiente ya con verle en la escuela, como para tenerlo asfixiándome aquí también. Miro de reojo, y para mi sorpresa, la mesa en la que se encontraba sentado está vacía. No hay ni rastro de que alguien hubiera estado sentado ahí una vez.
Y ahora, no sé con certeza si me preocupa más tenerle cerca, que estarle viendo por todos lados.
-Buh. –Me susurra alguien. Doy un salto y el panque en mi mano casi resbala de ella.
-¿Qué demonios? –Me giro, todavía un pelín asustada. Sus ojos grises me devuelven la mirada, y su respiración está tan cerca que siento sus bufidos en mis labios. Mi mirada cae en su boca, ligeramente entreabierta.
-Cierra la boca remilgada, puedo firmarte una postal. –Dice riendo.
Tomo con rudeza el pastelillo y luego de asegurarme que el café está listo ya, camino hasta el y lo tomo, quemando mis manos un poco. Lo deposito fuerte en la mesa, en la que cae un poco del líquido tambaleante. Stone sigue mis pasos de cerca, deteniéndose justo detrás de mí.
-Así que. –Susurra. Siento mi piel de gallina nuevamente regresar. -¿Realmente sales con el tipo ese?
Me giro, lo suficiente como para verle al rostro. Me doy cuenta de que me asusta más tenerle cerca que imaginármelo.
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FRIENDS. -Girl Meets World
Fanfic"Las personas cambian personas, no olviden eso." -En edición.