Saltémonos historia, igual hemos fallado a mates y literatura también.

493 41 13
                                    


Riley.

—Hey, Lucas, ¿has visto a Maya?

Él frunce el ceño antes de negar hastiado con la cabeza. Le miro con los ojos achinados por su comportamiento. Pareciera como si fuera la quinceava vez que se lo preguntaba y no la primera.

—¿Qué hay de Farkle?

Vuelve a negar, solo que esta vez lo hace con aburrimiento. Mira la pista mientras da un largo sorbo. Abro la boca dispuesta a replicar, pero de inmediato la cierro. ¿Qué le diría? Estaba cansada de si quiera intentar discutir algo con él, así que me limité a ignorarle y tomar algo de ponche de la maquina que se encontraba tras de él. Le tomé sin importarme que clase de cosas eran aquellas que habían puesto ahí, y junto a él posé mi vista en la pista de baile.

Además, en una de las clases-consejos estúpidos, Stone había mencionado que debía dejar de rogarle atención. Ciertamente me había molestado cuando él había sugerido que quizá estaba un poco más que chiflada con él. Me había llamado obsesiva. ¡Obsesiva por los cielos santos! Y eso le había llevado a lo otro. A mencionar que demandaba demasiado su atención. La palabra correcta que había usado era mendigar, rogar, su atención. 

Si,  por supuesto que le había zampado la almohada en el rostro molesta. Pero luego de unos segundos que la idea había perforado mi cabeza, no pareció tan descabellada después de todo. Así que por más que me hubiese negado a aceptar la realidad ante él, ahora me sentía ligeramente hostil con Lucas.

Los alumnos habían comenzado a desaparecer, ahora eran solamente algunos que continuaban agitando las manos y haciendo parecer de aquello demasiado. La otra mayoría se encontraba en los pasillos o en los silloncitos de fotos besuqueándose y toqueteándose. Bebí más.

Antes solía cerrar los ojos a eso y hacer muecas.

Pero antes, no conocía a Dylan Stone. Negué con la cabeza intentado apartar aquellos pensamientos de mi mente, a saber Dios a donde podría llegar. Tomé un poco más.

—Cuidado con eso. —Me dice Lucas. Parece entre divertido y algo curioso. Señala mi vaso.

—¿De que hablas? Es solo ponche. —Finjo. Porque últimamente me salía fantástico.

Él se acerca riendo y retira mi vaso para colocarlo en la mesa atrás. —Si, por supuesto.

Asiento, después aparto mi mirada de él. Hazte la difícil Matthews, que no crea que eres una mojigata desesperada, alguien dice. Ruedo los ojos. Realmente sus consejos iban a hacer maravillas, pienso con sarcásmo.

—¿Ocurre algo? —Pregunta.

Le miro confundida. —¿De qué hablas?

—Has bufado bajito y cruzado los brazos. ¿La he cagado ya? —Pregunta inocente. Como un niño con unos hoyuelos preciosos en sus mejillas. No puedo evitar una calurosa sonrisa escapar de entre mis labios.

—Lo siento, es solo que Maya y Farkle han desaparecido, y ahora tendré que pedir un taxi devuelta a casa. —Digo, luego recapacito mi oración. Ahora pensará que se la he tirado. Y nada fastidia más a un chico que una tía dependiente que le tira indirectas. Punto para ti, Stone.

—Yo puedo llevarte. —Se ofrece.

Mis ojos casi se salen de sus órbitas. —Oh, no, no, no. —Digo, haciendo ademanes con mis manos. —No es necesario, Dios, lo siento. No quiero que pienses que lo decía con un plan debajo.

Él me mira con una sonrisa sincera. —Jamás pensaría eso de ti, Riley Matthews.

Revuelve mi cabello y me ofrece su brazo. Muerdo mi labio y le tomo. Nos dirige hacia la salida, entre el montón de adolescentes borrachos que mañana no recordaran a la buena Riley yéndose del brazo con el mejor amigo de su supuesto novio.

FRIENDS. -Girl Meets WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora